Las multas por exceso de velocidad en las carreteras cordobesas se han disparado en el primer semestre de este año. Si de enero a junio del 2014 se impusieron 3.551 por este motivo, en el mismo periodo del 2015 se han contabilizado 4.472, un 26% más, según los datos facilitados por la Jefatura Provincial de Tráfico. Así, mientras que en el primer semestre del año pasado se retiraron 7.758 puntos a 3.499 conductores por correr más de lo permitido, en el mismo periodo del 2015 se ha sancionado a 4.394 infractores a los que se les han detraído 9.850 créditos del carnet, cifra que supone el 47% de los 20.982 puntos perdidos en los primeros seis meses del año. Sin embargo, mientras aumentan las sanciones por exceso de velocidad --esta es la causa del 60% de las 7.458 multas impuestas de enero a junio de este año--, bajan las impuestas por conducir bajo los efectos de alcohol (638 en el primer semestre del 2015 frente a las 689 del mismo periodo del 2014); por la no utilización del cinturón de seguridad, los dispositivos homologados para los niños o el casco (823 frente a 1.014) y por el uso del teléfono móvil al volante (742 este año y 867 el anterior).
Pero, ¿por qué hay más multas por exceso de velocidad? ¿Se corre más o hay más controles? El jefe provincial de Tráfico, José Antonio Ríos Rosas, responde a este respecto que, desde luego, "no hay sanción sin una previa infracción"; que el interés de la Dirección General de Tráfico (DGT) es "alcanzar la plena concienciación" de los conductores sobre la importancia de cumplir las normas, sobre todo aquellas que tienen que ver con los principales factores de riesgo implicados en los accidentes, entre ellos la velocidad, y que con ese fin se ponen en marcha numerosas acciones "de las que la sanción es solo una más que está justificada por su efectividad". Es más, asegura que "en ningún caso las sanciones tienen un afán recaudatorio", sino que se trata --insiste-- de una medida que "resulta eficaz para adquirir conductas vialmente deseables". Y por si fuera poco para despejar dudas a este respecto, recuerda que por ley el importe de las multas de tráfico se destina íntegramente a financiar actuaciones en materia de seguridad vial, prevención de accidentes de tráfico y ayuda a las víctimas.
A todo esto, Ríos Rosas suma que no hay lugar a la sorpresa para los conductores, ya que la DGT ha hecho pública la ubicación de los radares, tanto fijos como móviles (consultar en www.dgt.es ), con el objetivo
de que su sola presencia sirva como medida de disuasión y prevención, ya que la finalidad "no es la denuncia" sino que se respeten los límites de velocidad. En concreto, en las carreteras cordobesas hay 12 radares fijos y, además, se vigila con radares móviles 30 tramos de vías convencionales seleccionados por el número y gravedad de accidentes que se han producido en ellos y por la velocidad media detectada. Según la DGT, los 12 radares fijos "se han mostrado efectivos para disminuir el número de accidentes en el entorno en el que se ubican", así como en el resto de la provincia "por su efecto generalizador sobre los hábitos de conducción". De hecho, según destaca Tráfico, desde el 2005, año de comienzo de su instalación, hasta el 2014 ha habido 39 muertos menos, lo que supone una reducción acumulada del 62%. Así, con el respaldo de estos datos, la DGT no duda en afirmar que "la denuncia no es, en ningún caso, el objetivo final" de los radares.
Sin embargo, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha puesto en duda que no exista un afán recaudatorio detrás, al denunciar que en la provincia "no se señalizan" los radares móviles. Según la AUGC, "en numerosas ocasiones se ocultan al objeto de que no sean visibles para los conductores", por lo que "obviamente la finalidad no parece ser la persuasión" sino, "precisamente, la mera denuncia con fines claramente recaudatorios".