La normativa comunitaria exige que los aspirantes a piloto pasen rigurosos exámenes psicofísicos que a la hora de la verdad dependen del "grado de rigor que aplica cada operador", según Francisco Cruz, experto en seguridad aérea del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial. Algunos son muy completos y otros menos. Otro piloto que prefiere mantenerse en el anonimato contó que en su aerolínea el examen psicológico "no pasa de una charla de dos minutos".

Suponiendo que el copiloto de Germanwings superara un examen tan riguroso como los que lleva a cabo la matriz del grupo, Lufthansa, lo cierto es que una vez en la compañía, las revisiones médicas que se llevan a cabo cada año o cada seis meses según la edad, no entran a examinar la situación mental del empleado. Salvo en el caso de que éste haya sufrido una depresión u otra dolencia psicológica que le haya obligado a darse de baja.

Haber pasado por ese trance no les excluye necesariamente del oficio. El copiloto de LAM Mozambique que se estrelló a propósito con 33 personas a bordo sufría depresiones desde hacía un año debido a problemas familiares graves.

Otro piloto cree que la escasa incidencia del suicidio en vuelo registrado hasta ahora ha influido para que los controles no sean tan exhaustivos, lo que "podría cambiar a partir de ahora". La decisión de inmolarse llevándose por delante a cientos de personas solo está al alcance de mentes muy torturadas.

Este tipo de sucesos sólo había tenido protagonistas de países orientales o musulmanes, donde el suicidio forma parte de la cultura. Con la llegada de las compañías de bajo coste este tipo de condiciones laborales han llegado al mundo occidental. "Antes se vigilaba mucho a quién se contrataba pero ahora, con los sueldos que se ofrecen, no se tienen esos miramientos y el riesgo en nuestro campo es muy grande", reflexionaba un tercer piloto.