Los casos de ciberacoso, relacionados con delitos contra la intimidad, grabación y difusión de imágenes sexuales, chantajes y vejaciones y, en especial, entre los menores de edad, "están a la orden del día y cada vez se producen más". De hecho, según el jefe del grupo de Delitos Tecnológicos y Económicos de la Policía Nacional en Córdoba, Francisco López, "se han disparado exponencialmente" en los últimos años. Tanto que anglicismos como ciberbullying, sexting o grooming no solo se han convertido en habituales entre las fiscalías y agentes especializados, sino que aparecen como "peligros reales" que encuentran su caldo de cultivo en el "sentimiento de anonimato" que da el uso de las nuevas tecnologías.

La lucha contra estos delitos se topa, no obstante, con un marco legal poco claro para frenarlo. "Está muy bien nombrar estos delitos con anglicismos, pero ahora hay que encuadrarlos penalmente, y ahí está la gran problemática", señala el inspector. En términos generales, se está hablando de corrupción de menores, pornografía infantil, amenazas, coacciones, injurias y descubrimiento y revelación de secretos, pero "esto es encajar la acción en un tipo penal que no está previsto específicamente para el uso de nuevas tecnologías". Por eso, insiste, "se necesita una regulación específica, que no dependamos de la jurisprudencia".

Mientras tanto, el ciberacoso "se ha elevado considerablemente" y es lógico, según el jefe del grupo de ciberagentes, porque la tecnología es parte de la sociedad y "en el caso de los menores cada vez acceden antes y más fácil a las redes sociales". De tal forma que el delegado de Participación Ciudadana de la Policía Nacional, Antonio Valdivia, no duda de que el uso de ordenadores, teléfonos inteligentes, tabletas y otros gadgets es "el gran riesgo que tienen ahora mismo los menores". Y lo explica con un símil: "Les hemos dado un coche sin tener carnet de conducir ni conciencia de los riesgos. De ahí que haya más delitos en este ámbito y que cada vez nos vayan desbordando más".

Sin embargo, pese a la proliferación de casos y las dificultades, la Policía investiga y derriba "esa falsa sensación de anonimato" en la que se parapetan los ciberdelincuentes, y lo hace con "mucha paciencia y un exhaustivo rastreo de las redes", confiesa López. Así, por ejemplo, es como recientemente detuvieron a un hombre que tenía en sus equipos informáticos alrededor de 500.000 archivos de carácter pedófilo tras contactar con decenas de menores a través de redes sociales y mediante técnicas de grooming , o como dieron con un individuo que acosó y amenazó a la cantante Rakel Winchester a través de internet.

Eso sí, "el problema es lo que se demoran las investigaciones", apunta Francisco Barcos, inspector del grupo de Delitos Tecnológicos. Y eso por la tardanza en obtener los mandamientos judiciales que son precisos y porque, cuando los obtienen, las operadoras o proveedoras de servicios "dilatan la contestación".

"En otros países, la Policía accede directamente a los datos, con todas las garantías, y eso agiliza la investigación y los resultados, pero aquí dependemos de que la información la faciliten terceros", añade el jefe del grupo.

Ante este aumento de casos de ciberacoso y con el fin de llegar a los menores, la Policía imparte charlas dentro del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos, con la idea de "darles unas pautas de comportamiento en el uso de las nuevas tecnologías", explica Valdivia. Pero no solo a los menores, sino también a los padres para "que se impliquen". Así, estas charlas tratan de inculcar pautas seguras y se les insiste en que "internet es bueno si no se usa mal", pero se les recuerda que lo que se cuelgue en la red, como una imagen comprometida, se queda porque "internet no olvida".

En cuanto a los padres, las charlas de la Policía defienden el control parental, que se navegue por el ordenador y el móvil de los menores viendo los históricos, porque al fin "tu hijo es tu hijo, tú eres el educador y no podemos tener reyezuelos tiranos en la casa". "¿Que parecemos duros? Es que hay que ser duros para evitar que tu hijo esté chateando con un tal Pepito que dice tener 12 años y en verdad tiene 50 y le está pidiendo fotografías desnudo", advierte.