Los sindicatos lo remarcaban ayer. El dinero destinado a la prevención de la siniestralidad no debe ser entendido como un gasto, sino como una inversión. Los accidentes siguen bajando en una tendencia que se inició a partir del 2008 y no se ha detenido, aunque cualquier siniestro que se deba a faltas de medidas de seguridad, ya sea por el trabajador o por la empresa, es inasumible. Luego está el factor suerte, que desafortunadamente tiene un papel importante.