El tiempo de los de nuestra generación ha pasado". La jornada de ayer del congreso de los socialistas andaluces tenía dos partes. La primera fue emotiva y de despedida con todos los honores para José Antonio Griñán, que convirtió su adiós a la secretaría general del PSOE-A en una apuesta firme y decidida por la renovación y que cosechó un respaldo unánime a su informe de gestión. El expresidente andaluz no mencionó a Alfredo Pérez Rubalcaba pero era inevitable que cada vez que hablaba de cambio se evocara al secretario general del PSOE. Griñán, que recibió elogiosas palabras por toneladas, aprovechó su última intervención como número uno de los socialistas andaluces para dejar escrita su herencia. Reivindicó que su mayor logro ha sido abrir paso a la transición y al relevo generacional. Como él, cada uno de los oradores del cónclave socialista apuntaron a la necesidad de sacudir al Partido Socialista con un nuevo liderazgo a imagen y semejanza de lo ocurrido en las filas andaluzas.

"Hace ya tiempo que en Andalucía estábamos obligados al cambio generacional. Desde el 2010 os dije que la renovación iba a ser mi compromiso fundamental con el partido. Hay que propiciar que surjan nuevos liderazgos. Corríamos el riesgo de que mi generación política se convirtiera en un tapón para la siguiente", defendió Griñán desde el atril del Palacio de Congresos de Granada, ante un auditorio rebosante de eufóricos militantes. El expresidente andaluz defendió, en una intervención reflexiva y con muchas claves de la trastienda política, que es muy importante "saber medir los tiempos" y aseguró que "ninguna decisión es tan difícil como la de saber cuándo hay que abrir la puerta al relevo". En su relato, aseguró que los resultados electorales en Andalucía el pasado 25 de marzo, cuando el PSOE, pese a mantenerse en el poder cosechó su primera derrota en unas autonómicas, le obligó a abrir una reflexión autocrítica. Su sucesión, añadió, comenzó a gestarla el pasado verano y para la elegida, Susana Díaz, no ahorró en calificativos sobre su capacidad política.

Se despidió como número dos del PSOE andaluz Mario Jiménez en un discurso en el que insistió en que este congreso representa "un cambio de ciclo" y en el que, con su particular estilo, se dedicó a dar estopa al PP-A, inmerso también en el relevo de Juan Ignacio Zoido. "Vamos a cambiar al juez de la lengua larga y la toga corta por un gran humorista. Parece que hay un rumor de que una vez que sonrío se hernió", dijo en alusión a José Luis Sanz. Su intervención estuvo entre las mejor valoradas por sus compañeros, que no dudaron en subrayar el hecho de que se sobrepusiera a sus circunstancias personales tras haber sido apartado como número dos. Quien sí continúa es el secretario de Organización, Juan Cornejo, que dirigiéndose a Griñán dijo : "Gracias por hacer lo que no había hecho nadie antes". Al final, Griñán dio un consejo: "No os dejéis llevar por la corrección política. Sed incansables, indomables". Y cerró con una frase que simboliza esta nueva etapa: "A los que habéis sido críticos con mi gestión, con quiénes a veces he sido injusto, pido perdón". Y así se abrió otra etapa en el PSOE.