Corren malos tiempos para el conocimiento. No solo porque el dinero no fluye, sino porque los que marcan las prioridades del gasto parecen no entender cuál es la prioridad. La austeridad, ése concepto tan pregonado desde que empezó la crisis, debe aplicarse a todos los estamentos si bien hay capítulos, como la investigación, en los que la inversión debe estar garantizada. La otra opción es talar empleo de calidad y dejar que se esfume el talento y grandes oportunidades de negocio.