Por unanimidad. Los restos óseos recogidos en la hoguera que José Bretón, acusado del asesinato de sus hijos, hizo el 8 de octubre del 2011 en la finca de Las Quemadas son humanos, de menores y de edades como las de Ruth y José. Así lo ratificaron ayer en el juicio hasta doce expertos, incluida Josefina Lamas, la perito policial que dijo que eran de animales. Como ya hiciera ante el juez instructor, volvió a reconocer su error, destapado diez meses después por el profesor Francisco Etxeberría, que sacó a los investigadores de un callejón sin salida al determinar que eran de origen humano.

Pero no solo hubo coincidencia en que esos huesos son de niños, sino también en que los analizados son los mismos "sin ningún género de dudas" que los recogidos en la hoguera --la propia Lamas lo confirmó--; que ni uno solo de esos restos óseos es de origen animal, y que la caja que los contenía llegó siempre precintada a los diferentes análisis, dejando así sin argumentos la línea de la defensa que plantea que los restos óseos pudieron ser cambiados y que se rompió la cadena de custodia.

Eso sí, de nuevo fue Etxeberría, tan didáctico en su exposición ante el jurado popular como tajante en sus afirmaciones, el que ya al inicio de la sesión dejó prácticamente cerrado el debate y resuelta una de las claves del juicio. El antropólogo forense explicó que pasó "de lo posible a lo probable y de ahí a la certeza" desde que vio la primera fotografía hasta que analizó los restos el 14 de agosto del 2012. "Cuando vi las fotos de los dientes dije: son claramente humanos", recordó. Pero es que a la hora de comenzar el estudio, "desde la primera caja no tuve dudas de que eran humanos". ¿Y de cuántos individuos?, se preguntó. De dos, al haber huesos de tres tobillos y dos cráneos. ¿Y de qué edades? Por los dientes y la morfología de los huesos, de seis y dos años.

Lo que no pudo establecer Etxeberría es la causa de la muerte "por el nivel de destrucción de los huesos", aunque concluyó que encaja en "una muerte violenta homicida". Además, por la forma en la que quedaron los restos, estaban recubiertos de partes blandas. Dicho de otro modo, no se quemaron huesos, se quemaron cuerpos. Por tanto, ¿cuáles son sus conclusiones? "El nivel de calor imposibilita extraer ADN, pero hay restos de dos personas, de 6 y 2 años y quemadas con partes blandas. Esos niños fueron quemados en la hoguera".

Y no fue solo Etxeberría el que lo sostuvo. También lo vieron claro el paleontólogo José María Bermúdez de Castro --"hay piezas inequívocamente humanas"; el equipo de la Complutense formado por Bernardo Perea, José Antonio Sánchez y Enrique Dorado --"no hay ninguna duda de que los huesos que estudiamos son los que estaban en la hoguera"--; facultativos del Instituto Nacional de Toxicología --"humanos totalmente"-- y los peritos de la asociación Bioarqueología -“son inconfundibles”- Entonces, ¿por qué se produjo el error de la perito policial?, preguntó la defensa. “Por la falta de experiencia en restos incinerados”, concluyó Etxeberría. Faltaba, eso sí, escuchar a Lamas. ¿Cuándo se dio cuenta de su error y por qué rectificó? La perito policial explicó que días después de conocer el informe de Etxeberría releyó el suyo y vio un hueso que “me iluminó”. Entonces fue cuando “me doy cuenta de que me he equivocado porque inequívocamente es diferente al de un animal”.

ARREMETIDA // Pero reconocido el error, comenzó a justificarse y a repartir culpas y acusaciones más o menos veladas. Así, dijo que el comisario Manuel Piedrabuena, el primero que estuvo al frente de la investigación, no le permitió llevarse los huesos a Madrid, donde en su laboratorio “el resultado podía haber sido otro”; apuntó que la hoguera fue “removida” antes de su llegada y que eso pudo alterar la posición de los huesos; que sus jefes le pidieron que convirtiera “una nota informativa en un informe pericial”, lo que le pareció “una chapuza”...Aunque al final, a preguntas de la acusación particular, no tuvo más remedio que volver a reconocer su error: “Estoy convencida de que los huesos son de dos niños de 6 y 2 años”.