El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Manuel Romero, anunció ayer que los servicios técnicos de este organismo van a iniciar de manera inminente un estudio para analizar la situación de determinados núcleos de población situados en la ribera del Genil con el fin de mejorar la capacidad de desagüe y de lograr encauzamientos en sitios puntuales que puedan vehicular caudales de hasta 200 metros cúbicos por segundo. Romero, que se reunió con el alcalde de Badolatosa, destacó la importante función que ha desempeñado durante estos días el embalse de Iznájar. En este sentido, precisó que sin la existencia de dicha infraestructura, se hubiera superado en Badolatosa un caudal de 300 metros cúbicos por segundo, lo que supone el doble del caudal circulante por este municipio y por la aldea de Jauja. Romero recordó que el embalse de Iznájar recibe el agua procedente de una extensión de aproximadamente 5.000 kilómetros cuadrados en la zona menos regulada de la cuenca del Guadalquivir, pero una vez recuperado algo de resguardo en este embalse, la CHG comenzó ayer a reducir el caudal desaguado.

LOS PROBLEMAS // Varias localidades situadas en las riberas del Genil vienen padeciendo con especial virulencia durante los últimos días graves inundaciones ocasionadas en parte por el desembalse de Iznájar. El mayor pantano de Andalucía sigue estando al 98% de su capacidad y, ante la persistencia del temporal, seguirá evacuando agua. Esta situación, unida a las precipitaciones está produciendo un fuerte crecimiento del nivel del río, multiplicando los daños ocasionados en las poblaciones situadas en sus orillas, sobre todo las que cuentan con un mayor número de viviendas construidas en las zonas más cercanas y bajas junto al mayor afluente del Guadalquivir. Los vecinos de la aldea lucentina de Jauja viven estos días con el miedo en el cuerpo al comprobar cómo no termina de bajar el río, que sigue amenazando al menos a una treintena de casas, así como el edificio del consultorio médico y el de las oficinas municipales y la Fundación del Tempranillo. La construcción de defensas y diques está siendo eficaz para lograr impedir que la fuerte corriente fluvial siga subiendo de forma incontrolada hacia el casco urbano. Gracias a ello, al menos de momento, el Genil parece estar conformándose con la invasión del campo de fútbol y otras zonas deportivas y de ocio infantil, habiendo cubierto porterías y diferentes instalaciones. También están por ver los daños que causará el desbordamiento en la antigua aceña árabe, un monumento histórico de la arquitectura hidráulica que precisamente fue restaurado no hace mucho tiempo con unas inversiones entorno a los 30.000 euros y que ya resultó afectado por otras inundaciones hace dos años, cubriéndose de barro buena parte del mismo. El alcalde pedáneo, Rafael Gómez, dijo que tanto los vecinos como el Ayuntamiento no están bajando la guardia a la hora de tomar precauciones. Los cauces de los arroyos Blanco y Colorao están sirviendo para contener los efectos de la catástrofe, dado que las aguas del Genil suben por los mismos y no invaden otros espacios de una aldea en la que no son pocas las personas que se emplean a fondo en sacar el agua de sus casas. Ya son más de 850 litros por metro cuadrado los que se han contabilizado en el presente año meteorológico en esta zona, donde tradicionalmente han sido las tormentas de verano las que más daños han causado a lo largo de las historia.