No deja de ser curioso que un premio a lo inmaterial acabe concentrando toda la atención en lo material: ayudas, subvenciones, donativos... Algo, por otra parte, normal si se tiene en cuenta la situación de crisis económica. Llegados a este punto, bastaría con ser inteligentes y aprovechar la ocasión como una oportunidad de crecer, no de rivalizar. Conseguir que por una vez esta ciudad, especialista en vender el oso antes de haberlo cazado, aprenda a sumar y deje de restar.