Las nuevas acusaciones de corrupción que involucran directamente al propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, "preocupan" en las instituciones de la Unión Europea (UE), según reconocieron fuentes comunitarias. Sin embargo, nadie quiere hacer de momento ningún comentario oficial y la posición común es "esperar a ver" la evolución de los acontecimientos y si se sustancian las acusaciones. "No hay comentarios. Es un asunto de política interna nacional y la Comisión Europea nunca comenta cuestiones de política interna de los estados miembros", insistieron las citadas fuentes. El Ejecutivo comunitario "confía en la capacidad de las autoridades españolas para hacer frente a estos problemas", según apuntó un portavoz comunitario.

"La corrupción no es aceptable, ni en la UE, ni en sus estados miembros", señalaron fuentes del Parlamento Europeo, tras recordar que los eurodiputados ya se manifestaron expresamente con mucha firmeza en esa línea durante el debate mantenido en el pleno de la Eurocámara el pasado 16 de enero sobre la corrupción y la malversación de fondos públicos en la UE.

Pese a que el escándalo del presunto cobro de sobresueldos fiscalmente opacos en la cúpula del PP no fue abordado en ninguna de las reuniones oficiales mantenidas ayer en Bruselas, el asunto sí se comentó en los pasillos de la Eurocámara, donde causó impacto que entre los implicados aparecieran esta vez figuras conocidas por los eurodiputados, como Rajoy o el líder de la delegación española del grupo popular, Jaime Mayor Oreja.

La aparición del nombre del presidente del Gobierno entre los supuestos beneficiarios de los pagos fue el elemento que más llamó la atención a los numerosos medios extranjeros que ayer se hicieron amplio eco del escándalo. "Rajoy, inmerso en un escándalo de corrupción", fue el titular elegido por el Financial Times . En la misma línea, el del diario progresista británico The Guardian aportaba algún detalle más: "El primer ministro español, acusado de pagos secretos". El Washington Post se refirió al caso del PP como "el último escándalo de corrupción que estalla en España" y el rotativo parisino Le Monde subrayó que el asunto "mancilla la popularidad del partido" en el Gobierno.

Precisamente, la principal preocupación inmediata en las instituciones comunitarias, según fuentes europeas, es que la acumulación de escándalos de corrupción pueda debilitar políticamente al Gobierno en medio de una grave crisis económica y que ello perjudique los procesos de reformas. Mientras la UE se mostró extremadamente prudente, el embajador de Estados Unidos en España, Alan D. Solomont, conminó al Gobierno español a abordar la corrupción de manera urgente y expeditiva para despejar las dudas que dañan su credibilidad. Un pacto de Estado entre los diferentes partidos sobre la corrupción sería "un buen paso adelante", señaló el embajador.

Acción rápida y agresiva

En un coloquio organizado por Europa Press, Solomont reconoció que el Ejecutivo español está trabajando para mejorar los niveles de transparencia, pero le recomendó afrontar el problema "importante" de la corrupción de una manera "agresiva y rápida" para no "minar" la confianza de la ciudadanía en la Administración, en especial después de haber pedido a los ciudadanos "difíciles sacrificios".

Pese a esas recomendaciones, el embajador norteamericano quiso dejar claro que no ve "ninguna razón" para que España "se avergüence de nada", después de que se le preguntara si opina que el país es especialmente corrupto. España, señaló Salomont, es una "gran historia de éxito" y ha superado otras adversidades en el pasado, por lo que no tiene "ninguna duda" de que en esta ocasión volverá a superar las actuales. El embajador señaló que una de las cosas positivas que propician las crisis es que se reúnan distintas facciones en busca de soluciones y aseguró que ha percibido un "interés común" para hacer frente a esta difícil situación.