El PP tuvo ayer que dar respuesta a un escándalo de corrupción que ya ha herido, gravemente, la credibilidad del Gobierno de Mariano Rajoy. Y es que por más que se empeñen los populares en trazar una frontera entre el Ejecutivo y el partido, la realidad es que la prensa internacional seguía ayer con inusitado interés las noticias sobre los papeles secretos del extesorero Luis Bárcenas: el diario El País publicó ayer que el propio Rajoy, además de otros políticos como María Dolores de Cospedal, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja, Javier Arenas, Angel Acebes y Francisco Alvarez Cascos, entre otros, habían cobrado dinero del partido entre 1990 y 2008 que, en principio, no estaba recogido en la contabilidad oficial. Es obvio que el tema adquiere tintes de especial gravedad y notoriedad (véanse las referencias al caso aparecidas en Financial Times , The Wall Street Journal , la BBC, Der Spiegel , Le Monde ...) porque salpica no ya al jefe de los populares, sino al presidente de todos los españoles.

ACTUACION DEL FISCAL Porque el asunto afecta de lleno a la credibilidad de quien dirige un gobierno, la oposición salió a la palestra a pedir explicaciones al propio Rajoy --fue el caso del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba-- o la convocatoria de elecciones anticipadas, como solicitaron otros grupos. Los populares, por su parte, optaron por negarlo casi todo y trataron de ganar un poco de tiempo para perfeccionar su estrategia de defensa ante un asunto que tiene visos de ser su mayor pesadilla: el fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, confirmó anoche que habrá investigación y que no descarta llamar a declarar a toda la cúpula popular si fuera necesario "para esclarecer delitos". "Vamos a investigar con imparcialidad y absoluto rigor hasta el final", dijo en 13 TV.

DESMARQUE DE ESCUDERO "El PP niega rotundamente que los papeles que han aparecido publicados se correspondan con la contabilidad del partido .... Nuestra contabilidad es única, clara, transparente y limpia y está sometida al Tribunal de Cuentas", recalcó la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, en una rueda de prensa que preparó junto a sus tres vicesecretarios --Javier Arenas, Carlos Floriano y Esteban González Pons-- y en conversación telefónica con Rajoy.

Cospedal, según fuentes populares, conocía desde principios de semana que los supuestos papeles de Bárcenas podían ver la luz. Pero fue el miércoles por la noche, en vísperas de la publicación por parte de El País , cuando el presidente del partido y su número dos comenzaron a preparar una respuesta. Mientras, los aludidos por la información de los sobresueldos negaban la mayor. Hubo alguien que, sin embargo, no siguió la línea oficial, la del desmentido. Fue el actual presidente del Senado, Pío García Escudero, quien confirmó que, tal y como reflejan los polémicos extractos de contabilidad, él había solicitado en agosto del 2000 a su partido un préstamo de cinco millones (de las antiguas pesetas), que después devolvió "íntegramente" con pagos parciales de un millón. Según su versión, pidió esa cantidad porque necesitaba hacer frente con urgencia a una reparación en su vivienda, que se vio afectada por un atentado.

La declaración de García Escudero cogió con el pie cambiado a una Cospedal que, una y otra vez, se empeñaba en negar credibilidad a los apuntes contables de la discordia y evitaba entrar a aclarar si alguno de ellos, al menos, era real o respondía a la caja A y no a pagos en negro --como algunos miembros del PP han sugerido a este diario--. "¿Y cómo explica entonces que García Escudero haya confirmado la anotación que hace referencia a él?", se le preguntó. "El sabrá si ha pedido un préstamo ... Aunque ese dato concreto sea verdad, eso no quiere decir que valide completamente el papel publicado", respondió. Llegó a insinuar que los papeles estaban manipulados y dejó en el aire que su publicación estaba orientada a "perjudicar al PP, a sus dirigentes y en particular al presidente del Gobierno".

TEORIA DE LA CONSPIRACION La número dos del PP tiró ayer de cuanto pudo para tratar de defenderse a sí misma y al partido, incluida la teoría de la conspiración y el anuncio de demandas, colectivas y particulares. También sacó a relucir que los extesoreros Alvaro Lapuerta y Luis Bárcenas habían negado que esos extractos de contabilidad fueran reales. Pero todos en la dirección del PP son conscientes de que el escándalo tiene que gestionarlo Rajoy. De hecho, el líder ha convocado a su comité ejecutivo mañana.

La cúpula popular debatía ayer la conveniencia de que Mariano Rajoy haga un discurso en abierto o comparezca ante los periodistas (así se evitaría que sus primeras palabras sobre el caso llegaran en la rueda de prensa prevista para el lunes, en Berlín, junto a Angela Merkel). También se está sopesando ofrecer información fiscal sobre varios de los aludidos en los documentos publicados y adelantar algunas conclusiones de la investigación interna.