Miles de fieles se unieron ayer en fervoroso sentimiento a la coronación canónica de la Virgen del Carmen, a la Señora de la cuesta de San Cayetano, en el esperado momento que reconoce los más de cuatro siglos de devoción cordobesa hacia esta imagen de gloria cantada y pintada por artistas y atractivo para casas nobiliarias, pasión del pueblo sencillo pero también de reconocidos personajes que recibieron el escapulario que vincula a sus hermanos.

La Mezquita-Catedral acogió ayer el multitudinario acontecimiento religioso presidido por el obispo, Demetrio Fernández, y concelebrado por el general de la orden de los Carmelitas Descalzos, Saverio Cannistrà, y numerosos sacerdotes, junto a miembros del Cabildo Catedral y el obispo auxiliar de Sevilla, Santiago Gómez Sierra.

La celebración tuvo su momento culminante cuando el obispo de Córdoba ciñó a las sienes de la Virgen la corona diseñada por Juan Dobado y labrada por el orfebre Manuel Valera con las donaciones de 900 cordobeses. Cuatro kilos de arte mariano desprendido de la devoción de los cordobeses. Eran las 18.58 minutos y un aplauso prolongado, que finalizó con un viva de una hermana de la Archicofradía y el Gloria Patri de Bach, interpretado por la Joven Orquesta del Conservatorio de Música de Córdoba y el Coro de Opera de Córdoba. Minutos antes se había coronado al Niño Jesús ante la mirada de los centenares de hermanos del escapulario, de la ilusión de la orden carmelitana y la comisión promotora presidida por Juan José Cas. Era la culminación de un proyecto nacido en el año 2009 y que fue decretado por el obispo el 2 de febrero de 2011 en reconocimiento a la vinculación de Córdoba con la Virgen del Carmen.

La liturgia de la coronación se inició a las 18.00 horas, dando la bienvenida el director académico del colegio del Carmen en un altar en el que se ubicaron para la ocasión las imágenes de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. A la derecha, en su trono, se encontraba la Señora de la cuesta de San Cayetano, luciendo más esplendorosa que nunca con el estreno de su nuevo hábito, una rica pieza bordada en oro sobre terciopelo marrón.

EL ACTO La hermana mayor de la Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen, Catalina Hernández, y la secretaria, Elena Murillo, leyeron las lecturas, tras lo cual un sacerdote cantó el evangelio según San Lucas (11, 27-28), que precedió a una elogiosa homilía del obispo a la protagonista coronada. Demetrio Fernández definió el monasterio carmelita de Córdoba como "foco permanente y constante de devoción a la Virgen del Carmen" y "la esperanza del pueblo". El titular de la silla de Osio afirmó que la coronación de la Reina de San Cayetano "está lejos de ser un acto protocolario" al convertirse en "un acto de fe multitudinaria". Demetrio Fernández, que lució la casulla de San Juan de la Cruz, afirmó que en el escapulario "se concentra la devoción a María" y consideró que es "un merecido homenaje" de toda Córdoba.

El estricto protocolo se cumplió con exactitud y puntualidad. El rito de la coronación se inició con la lectura del decreto episcopal, a cargo del padre Francisco Javier Jaén, prior del convento Santo Angel de Sevilla y que era provincial de los Carmelitas Descalzos de Andalucía cuando se hizo la petición formal para la distinción el pasado año.

A las 18.54 se bendijeron las dos coronas. La del Niño Jesús fue portada por los pequeños Alberto Pascual y Pablo Jiménez Vega, mientras que la que luce la Virgen desde ayer la llevaron la madrina, Fernanda Fernández, y el padrino, el carmelita Francisco Javier Jaén Toscano. A las 19.45 horas, con el canto del Salve regina y el Aleluya de Haendel, se ponía el broche final a la coronación que contó con la asistencia del alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto; el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado; el vicepresidente primero de la Diputación, Salvador Fuentes, además de representantes militares y de los cuerpos de seguridad del Estado.

La coronación tuvo su gran epílogo con una multitudinaria procesión en la que participaron más de un millar de fieles y representaciones de un centenar de hermandades andaluzas, Cabildo Catedral, Corporación municipal y más de un centenar de mujeres ataviadas con mantilla, entre calles engalanadas y música de las bandas Maestro Tejera y de Jesús Caído.