El Pleno extraordinario celebrado ayer en el Ayuntamiento de Córdoba fue un caos. Representantes del Sindicato Independiente de Policía Local y Bomberos (Siplb), del comité de empresa de las sociedades públicas y organismos autónomos municipales y de la asociación de padres y madres de la Escuela Infantil Municipal reventaron la sesión, que, entre los pocos asuntos que llevaba en el orden del día, aprobó el plan de ajuste económico para poder tener acceso a 23 millones del fondo estatal para el pago a los proveedores municipales, deudas que en el caso del Ayuntamiento de Córdoba ascienden a 25,5 millones. Este plan, origen de la bronca, prevé las privatizaciones de la Escuela Infantil Municipal y la Residencia de Mayores, y alerta sobre la posibilidad de liquidar la Gerencia de Urbanismo y los institutos de Deportes y Empleo si en estos tres organismos autónomos no se revisan a la baja los sueldos de las plantillas de sus trabajadores.

El alboroto en la sala se prolongó durante las cinco horas que duró esta sesión extraordinaria. Antes, en la calle, una veintena de agentes municipales cortaron el tráfico por los "incumplimientos" del gobierno municipal en el convenio que regula laboralmente a este sector, según el secretario de este sindicato, Emiliano Martos. Pero esta protesta callejera solo fue el preludio de lo que pasaría más tarde en el interior del Ayuntamiento, donde alrededor de 200 personas llenaron la sala, algunas de ellas provistas de sirenas y silbatos, que no cesaron de sonar con fuerza durante las dos primeras horas de la sesión.

TRES SUSPENSIONES Tan fuertes y sonoras fueron las protestas que el presidente del Pleno, Luis Martín, suspendió la sesión en tres ocasiones, la primera de ellas por espacio de una hora, la segunda durante 35 minutos y la tercera otros 20 minutos.

Cuando el desorden ya se había hecho fuerte en el salón de plenos, sin que Martín ordenara el desalojo, el teniente de alcalde de Hacienda, José María Bellido, intentó sin éxito explicar los objetivos de este plan. Cada vez que pretendía hacerlo, la bronca se hacía más ensordecedora por parte del público, que pidió en varias ocasiones las dimisiones de Ana Tamayo, concejala de la Policía Local; de María Jesús Botella, como responsable de la escuela municipal, y del propio alcalde, José Antonio Nieto, al que se le criticó desde los bancos de la oposición que llamara "payaso" al portavoz de IU, Francisco

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