Los centros educativos vivieron ayer en Córdoba una jornada de huelga atípica. La proximidad de la fecha del paro con el final del trimestre hizo que muchos padres optaran por no llevar a sus hijos al colegio, a pesar de que gran parte de los docentes tenían previsto trabajar y muchos así lo habían comunicado. De ahí que las aulas registraran casi más bajas entre las bancas de alumnos que en las salas de profesores. Aunque de todo hubo. Las cifras de seguimiento oscilan según las fuentes. Mientras la Junta de Andalucía informó ayer de que solo un 5,68% de los docentes secundaron la huelga, los datos de CCOO y UGT hablaban de un seguimiento cercano al 43% en Primaria pública, del 40% en Secundaria y de un 27% en los centros privados y concertados. Y es que el seguimiento fue muy distinto según los centros. Mientras en el instituto Averroes más de la mitad de los profesores secundaron la huelga, en el Blas Infante acudieron a clase más del 70%. En el ámbito universitario, ocurrió algo similar y aunque los sindicatos valoraron el seguimiento de la huelga en torno a un 70%, lo cierto es que las clases se quedaron vacías más por falta de alumnos, que adelantaron un día las vacaciones, que por ausencia de profesores, muchos de los cuales se dieron media vuelta al ver las aulas vacías. Según fuentes de la UCO, que confirmaron la escasa actividad académica motivada por la baja asistencia de estudiantes, el 40% del Personal de Administración y Servicios secundó la huelga, siendo la facultad de Derecho y la de Ciencias del Trabajo los centros donde más notable fue el seguimiento. La jornada se caracterizó por la absoluta normalidad para los alumnos que acudieron a clase, sin apenas incidencias salvo las típicas cerraduras llenas de silicona con las que amaneció algún centro como el colegio Colón o el instituto Santa Catalina, que despertó con palillos en los cierres.