Los cientos de jóvenes que se dieron cita el viernes en el Arenal en una fiesta de primavera convocada por internet no tenían aspecto de estar muy preocupados por el final de la campaña de las elecciones andaluzas. Quizá, mientras José Antonio Griñán y Javier Arenas lanzaban sus últimos mensajes, ellos hacían algún comentario en los alegres corrillos del descampado junto al río, posiblemente sin tener muy claro que de ellos, de estos nuevos votantes, depende en gran parte el resultado del 25M. Pero, una vez que ha terminado de agitarse la coctelera de los mensajes electorales, será bueno saber si los políticos han conseguido interesar a la juventud y meterla en campaña. Ahí están los chavales, pasando un rato divertido después de estudiar, sonriendo como corresponde a su edad, sabiendo que son esa generación que ahora, de repente, está o va a estar muy cualificada para la triste oferta de trabajo que les espera y que circula por el país. Al menos saben idiomas y no tendrán que aprenderlos vendimiando en Francia o haciendo salchichas en Alemania.

Su futuro les inquieta y les preocupa a ellos, y más todavía a unos padres que salieron adelante bajo el ejemplo de progenitores criados en la posguerra, que han alcanzado algunas metas y que temen que sus hijos sufran un retroceso social. Sobre su futuro han girado algunos de los debates más importantes de la campaña electoral, desde la reforma laboral hasta la sanidad o la educación, pero no parece que hayan tenido un gran protagonismo durante esta quincena pasada. Quizá están desencantados, quizá tienen claro su voto o quizá no vayan siquiera a las urnas, Hoy lo sabremos.

La campaña de las elecciones autonómicas ha sido extraña. El enfoque que le han dado los partidos políticos se ha alejado esta vez de los proyectos provinciales y hasta regionales. Se podría decir que en las urnas se va a dirimir hoy un modelo social de convivencia y hasta la política europea, y mientras el PP ha jugado con los conceptos de "cambio", del hartazgo de 30 años de gobiernos socialistas y de la corrupción, el PSOE ha creado un clima de resistencia y de salvación del estado del bienestar que ha recuperado para el debate conceptos ideológicos que regresan después de diez años. ¿Qué dirán los chavales de esta fotografía? ¿Les preocupará la ubicación del centro de congresos de Córdoba? ¿Estarán esperanzados en la Agrópolis? ¿Qué opinarán de la reforma que se quiere hacer de la antigua Escuela de Magisterio? ¿Y de la carriola de Rosa Aguilar, descubierta el último día de la campaña?

En Córdoba, la campaña electoral empezó muy suave. Cada contendiente lanzaba su mensaje con contenidos genéricos, sin cuerpo a cuerpo con el adversario provincial. Araceli Carrillo, por el PSOE, insistiendo en los temas sociales (mantenimiento de atención a la dependencia, educación, oposición la reforma laboral, sanidad...). En esta ocasión ha habido mucha coincidencia en estos temas con la candidata de IU, Alba Doblas, y con el del PA, Antonio Manuel Rodríguez, con distintos grados de intensidad. José Antonio Nieto, desde el PP, ha repetido hasta la saciedad los mensajes de cambio, de apoyo a emprendedores (también el PSOE, dando cuenta de las políticas de la Junta) y de generación de empleo.

Ni reforma laboral ni el copago sanitario han sacado a los populares de su carril. Nieto, en su doble papel de candidato y alcalde de Córdoba, ha hecho una doble campaña apoyada en la institución municipal, desde la que durante estos 15 días han empezado a salir mensajes con proyectos de ciudad y nuevas maquetas (en este caso diseños virtuales y bocetos a mano alzada, que son más baratos) con soluciones para el centro de congresos, para la Escuela de Magisterio, para las zonas verdes de Alcolea e incluso para esa Agrópolis que se prometió en las municipales y que, a falta de contenidos claros, ya tiene una fundación dotada económicamente.

Mezclados quedan los proyectos de ciudad con el marco autonómico y con el nacional en una campaña en la que los políticos no ha hecho apenas promesas concretas, quizá porque son conscientes de que es casi imposible cumplir nada. Desde el PSOE se habla de completar los proyectos en marcha y desde el PP de abrir un nuevo marco en Andalucía. Los demás quieren romper el bipartidismo, y todos ellos tienen en sus manos el futuro de estos chavales. Son eso, el futuro.