Todo parece que se alía contra el sector agrario. Los bajos precios, el incremento de los costes o la falta de precipitaciones. No es fácil ser agricultor en esta coyuntura, sobre todo cuando desde la UE se sigue dudando sobre el protagonismo que debe asumir el sector o sorprende con acuerdos bilaterales con Marruecos que desequilibran la sostenibilidad de muchos cultivos porque interesa salvaguardar más otros intereses. Ahora es el momento de mostrar el respaldo real al campo.