¿Cómo llega una joven de 28 años a necesitar un salario social para subsistir?. La situación de Concepción Rosillo es similar a la de muchas personas en Córdoba. En su caso, la falta de trabajo le impide vivir con su pareja, José Manuel, ya que a pesar de estar conviviendo durante un tiempo, él ha tenido que regresar a casa de sus padres porque también está parado. "He trabajado en una tienda y en todo lo que me ha salido, pero ahora no hay nada, nada, nada", asegura ella. El pasado octubre solicitó la ayuda de la Junta para personas sin recursos, pero cuando ha acudido a la Delegación de Igualdad para preguntar cómo se encuentran los trámites, le han comentado que aún debe esperar otros dos meses para obtener una respuesta, y no sabe si será afirmativa.

En una situación similar se encuentra la baenense María Dolores Aguilera, que es madre soltera de una niña de ocho años y recuerda que ha demandado el salario social desde que su hija era pequeña. María Dolores trabaja en la recogida de aceituna y señala que prefiere tener un empleo "antes que una ayuda", para poder pagar los gastos de su casa "o las medicinas". No obstante, admite que en estos momentos "si no fuera por esta prestación no tendríamos nada, porque este año no tengo ni derecho al paro". La última vez que obtuvo el salario social, en el pasado 2011, recibió unos 240 euros mensuales. En esta ocasión le han precisado que aún deberá esperar unos cuatro o cinco meses, porque según aclara, la ayuda solo se puede pedir una vez al año.

Por su parte, Rafael Carmona acaba de conocer que no tiene derecho a esta medida. Regresó de Cataluña cuando perdió su empleo y ahora vive con dos hermanos. El está acogido al plan Prepara --"lo solicité en noviembre y en enero me han pagado los 20 días de ese mes", precisa--, mientras que su hermano tiene un trabajo a media jornada (el resto de la nómina lo completa con su paro) y su hermana está desempleada. No puede percibir el salario social porque en su casa exceden la cuantía mínima de ingresos. Rafael ha agotado la prestación por desempleo, la ayuda familiar y ahora se beneficia de un programa con el que tratan de incentivar su incorporación al mercado de trabajo y por el que obtiene unos 399 euros mensuales, aunque sostiene que "lo pagan si ellos tienen fondos". Antes se ocupaba en la construcción, pero a sus 42 años recuerda que busca una ocupación desde hace más de tres. Por esto propone que "inviertan el dinero en crear empleo, yo no quiero ayudas, sino un puesto de trabajo".

En todos los casos la situación es similar: la de un hogar que necesita poder cubrir lo básico, porque al desempleo se une la incapacidad de los familiares para poder echar una mano. Así, Concepción señala que sus padres le dejaron la casa en la que vive en El Higuerón, pero ahora no pueden respaldarle. No tiene ningún ingreso y ha pedido también una ayuda para la alimentación sobre la que tampoco tiene respuesta, por lo que afirma que "la salida sería encontrar un trabajo". José Manuel, su pareja, destaca que "para esto se tendría que crear empleo, los trabajadores no tenemos la culpa", y recuerda que en su caso "tengo estudios y experiencia profesional", y a pesar de esto su último contacto con el mercado laboral le ha llegado a través de tres ofertas: en una le daban de alta en la Seguridad Social 20 horas y en las otras dos no lo aseguraban. Este hombre de 35 años manifiesta que la situación "es triste", pero asegura que "hay soluciones para el desempleo".