Ponerse malo es un lujo que cada vez menos trabajadores se pueden permitir. No es que desde que empezara la crisis el virus de la gripe ataque con menor intensidad o que tengamos mejores argumentos para combatir la depresión, sino que el miedo a perder el puesto de trabajo obliga a pensarse dos veces si es posible faltar al trabajo o hay que mantener el tipo como se pueda. Los datos de las mutuas hablan por sí solos. Según Pascual Calderón, director de una de las delegaciones de Fremap en Córdoba, "el número de bajas por enfermedad común ha disminuido una media de un 10% anual desde el 2008, aunque sigue habiendo menos bajas en el sector privado que en el público, donde además llama la atención que a menor formación o categoría profesional, hay mayor absentismo".

Actualmente, la duración media por baja laboral ronda los 50 días, si bien varía según se trate de un siniestro laboral o una enfermedad común. Calderón afirma que, frente a la progresiva reducción de los accidentes laborales y bajas por enfermedad común que se da en los trabajadores por cuenta ajena, el porcentaje de bajas se mantiene estable entre los profesionales autónomos. "Un autónomo se suele dar menos de baja por regla general, de hecho, solo un 25% de autónomos han ejercido la opción de accidente de trabajo, y en este ámbito, los números se mantienen constantes a pesar de la crisis". Era de prever, ya que cuando un autónomo no trabaja, no cobra, por lo que la posibilidad de que se dé un fraude o baja injustificada es muy limitada.

Según las estadísticas, cinco de cada cien trabajadores se accidentan una vez al año durante una media de 25 días. Aunque las mutuas no hablan de fraude, sí explican que en un 15% de los casos que revisan por enfermedad común, es necesario hacer propuesta de alta o solicitar que haya una inspección. Otro riesgo que apuntan las mutuas es que cada vez los pacientes tienen más prisa por darse de alta. "Hay que tener cuidado porque la precariedad de la economía hace que la gente a veces pida el alta antes de tiempo, lo que puede ser un peligro para el trabajador si no está del todo recuperado".

En cuanto a la investigación de posibles fraudes, el despacho de detectives Alba & Alter de Córdoba afirma que los asuntos relacionados con la investigación de bajas irregulares no ha aumentado con la crisis y representan un 20% de las situaciones que abordan. "Los casos que se investigan suelen ser de personas mayores que buscan jubilarse antes de tiempo o de situaciones enquistadas que el empresario quiere resolver con pruebas de que el empleado miente, ya que hay algunas personas que estando de baja realizan otros trabajos". Además, añade, "en plena crisis, muchas empresas buscan motivos para poder despedir personal".