El revés que ha sufrido en Bali (Indonesia) la candidatura de la fiesta de los patios de Córdoba en su aspiración a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad puede retrasar la llegada de soluciones a los distintos problemas que sufre desde hace tiempo esta tradición popular cordobesa. El título, además de reconocimiento, prestigio, promoción y difusión, también implica una responsabilidad institucional en el ámbito de la protección, algo que hubieran "exigido" tanto los propietarios como los colectivos relacionados con esta tradición. Para las asociaciones implicadas, uno de los problemas de la fiesta, y antigua queja de los propietarios de estos recintos, es la "insuficiente" ayuda económica por parte del Ayuntamiento, ya que abrir sus puertas supone una serie de gastos (pintura, macetas, etcétera) y trabajo que son difíciles de calcular, pero que "normalmente" necesitan una aportación del bolsillo particular, según señala Javier Alvarez, presidente de la Asociación de Vecinos Alcázar Viejo, un barrio famoso por sus recintos, y que también comparte Rafael Barón, vicepresidente de la Asociación Claveles y Gitanillas. La saturación que sufren los patios los días del concurso también supone un problema que, aunque difícil de resolver, habría que solucionar "porque la gente últimamente pasea por estos recintos como si fuera un museo", perdiendo así la esencia de la fiesta, señala Alvarez. Para Barón, una solución, "aunque no es la más deseable", sería la creación de una empresa que gestionara las visitas a los patios durante el concurso, algo de lo que se lleva hablando mucho tiempo y que "habrá que retomar en algún momento". Pero "algo hay que hacer" porque no se puede "explotar" a los propietarios de los inmuebles para que se "beneficien otros", continúa Barón, que añade que en los últimos años hay una "sobrexplotación" y hay que buscar "una solución".

"Si lo que se pretende es mantener la tradición, hay que cuidar a las personas que viven y "miman" esos patios, y las instituciones tienen que "volcarse más", añade Barón. En este sentido, Alvarez propone que "con más apoyos económicos" los patios podrían tener protagonismo en fechas fuera de concurso, aunque sin olvidar que "la gente vive dentro". El relevo generacional también está en la lista de problemas. La mayoría de los propietarios son personas mayores que apenas pueden encargarse de la decoración de sus recintos en mayo y, por otra parte, no es una tradición que llame mucho la atención de los jóvenes, algo que para Barón podría solucionarse si se propiciasen iniciativas como la de Martín de Roa, 9, un patio propiedad de Vimcorsa que se ha ofertado con alquileres bajos con el compromiso de mantener la tradición; o dar ventajas "de algún tipo" a quien se comprometa a abrir el patio.

Otro de los temores son los recortes. El panorama económico puede propiciar que las subvenciones bajen y, de hecho, este año la Navidad en los Patios contará con menos presupuesto, por lo que la aspiración de Alvarez de organizar actividades en los patios más allá el mes de mayo también se puede ver frustrada. "Nosotros estamos dispuestos a abrir nuestros patios muchos más meses, pero hay que atraer a la gente con sugerencias, ya sean actuaciones musicales, recitales poéticos, conciertos de jóvenes flamencos de la ciudad etcétera, y para eso necesitamos ayuda", dice. Tanto para Barón como para Alvarez, las soluciones a todos estos problemas pasan por el diálogo. "Hay que tener una comunicación directa con los propietarios de los patios", señalan.