Francisco Solano Márquez recoge muchas curiosidades del callejero de la capital en el libro ´Córdoba insólita´: "La calle Custodio se llamó antaño de los Amortajados; Valencia, de la Muerte; una calleja sin salida en la plazuela de los Sousas, del Muerto; otra de la misma naturaleza en la calle Romero, Enterradores; la calle que flanquea la iglesia de la Magdalena por el lado de la epístola conserva en azulejo su antiguo topónimo, Cementerio de la Magdalena; relación con los muertos tiene también la calle Osario, que desembocaba en el cementerio romano que hubo en el Campo de la Merced. Argote fue la calle del Cuerno, porque su trazado tiene esa forma; Duque de la Victoria, de los Huevos; Valdés Leal, Abrazamozas; Juan de Mena, Hilete o Jilete; Obispo López Criado, Dormitorio; una plazoletilla de San Agustín, Malpensada; una calleja sin salida cerca del hospital del Amparo, Malfraile; otra bocacalle sin salida de Alfonso XIII, de los Afligidos, y en ella estuvo el hospital de la Preciosa Sangre de Cristo. Para compensar, perviven topónimos como Alegría. La Magdalena conserva una calle Rastrera. Y la de Simancas, en San Agustín, se conoció antaño por Matarratones, apodo de un vecino ´perdonavidas a quien todos temen, y en la primera ocasión demuestra su cobardía´, según Teodomiro Ramírez de Arellano".