Pasear entre el Puente Romano y la Puerta del Puente sin necesidad de subir a la pasarela provisional es entrar en otra dimensión. Dos años después del inicio de las obras, resulta inevitable mirar atrás e intentar recuperar las imágenes que aún permanecen clavadas en la memoria de tantos y que no tienen nada que ver con las de ahora. Sin entrar en cuestiones estéticas, el entorno de la Puerta del Puente se ha convertido en un espacio para el peatón, igual que el Puente Romano. Será una zona mucho más transitada que antes, tanto por los turistas como por los cordobeses, y tendrá la vida que le faltaba.