Desde ahora, el turista que no se quede a pasar la noche en Córdoba es porque no quiera. Frente a la inercia de décadas de sequía en cuanto a alicientes nocturnos se refiere, la ciudad ha desplegado una sugestiva oferta que encabezan las visitas guiadas a la Mezquita Catedral --de indiscutible éxito desde el primer día-- y a las que sigue desde anoche el bello espectáculo luminoso del Alcázar. El turismo de paso tiene los días contados. Parece mentira, pero todo llega.