Después de la tempestad siempre viene la calma. Pero en este caso queda preñada de tragedia, daños y sinsabores de los que las localidades afectadas tardarán mucho tiempo en recuperarse. Algunas pérdidas, las de vidas humanas, por desgracia no podrán recuperarse más que en el recuerdo de quienes conocieron a las víctimas y las quisieron. Otras en cambio, las materiales, sí que tienen solución arbitrando una línea de ayudas que las instituciones deben aportar cuanto antes.