Aguilar de la Frontera se levantó ayer conmocionada. Muy pocos habían podido dormir y el día fue largo. Muy largo. "Algunos lo han perdido todo", resumió ayer Manoli, una afectada de la calle Gloria Fuertes en El Tejar. Su hermana Mercedes trataba de animarla. "En comparación", decía, "somos afortunadas porque hemos podido salvar algunas cosas".

La cara más trágica, sin duda, fue para los dos fallecidos: una mujer de 57 años (E.P.C.) y su sobrino de 29 años (J.A.U.V.), residente en Puente Genil. La tromba les pilló en su todoterreno cuando regresaban a su casa de campo, próxima a la laguna de Zóñar. El todoterreno era conducido por F.R.P., hijo de la fallecida que (con heridas leves en un brazo, cara y cuello) pudo salvar su vida gracias a que, después de ser despedido del coche, se agarró al tronco de un olivo. Allí estuvo dando gritos de auxilio durante más de una hora hasta que un vecino lo oyó y avisó a la Guardia Civil. La madre fue encontrada ayer por la mañana a unos 300 metros del lugar donde cayó el vehículo y su sobrino, dentro del todoterreno, sobre las dos y media de la madrugada. Una tragedia que ha sumido a la localidad en tres días de luto. El alcalde, el socialista Francisco Paniagua, se mostró apesadumbrado pero quiso enviar un mensaje de aliento a sus vecinos.

Aunque prácticamente todas las viviendas de Aguilar sufrieron, en mayor o menor medida, las consecuencias de la tormenta, las zonas más afectadas por barro y piedras han sido la barriada de Casas Viejas, el Llano Bajo, la carretera de la Estación, la barriada de El Tejar, la avenida Antonio Sánchez y la antigua N-331. Precisamente la remodelación de esta travesía, abierta para la colocación del colector, empeoró las consecuencias del temporal.

Sobre tres casas de la calle San Francisco, situadas al borde de la cantera, cayó tanta agua mezclada con tierra y piedras que sus ocupantes se vieron obligados a evacuarlas con urgencia, ayudados, en algunos casos, por efectivos de los bomberos. En la carretera de la Estación, seis coches y una furgoneta fueron arrastrados hasta el barranco de los Tejares. Algunos vecinos aseguran que nunca han visto una tromba de agua como la del pasado lunes y que la lluvia caída se acerca a los trescientos litros.

UN RIO SE ABRE PASO El agua cayó en tromba y se abrió paso como un río destrozando puertas y ventanas, tumbando muros de hormigón y doblegando cierres metálicos que parecían de plastilina. En algunas calles de El Tejar, los coches se apilaban unos encima de otros. En el concesionario de Manuel Galisteo, el agua cubre hasta las ventanillas los 30 coches nuevos expuestos y flamantes hasta el lunes por la tarde. "No sabemos si les ha afectado a los motores", decía con una voz que apenas le salía de la garganta. Sus vecinos de nave, los dueños de la discoteca, también lo han perdido todo. Al lado, Antonio Zafra cuantifica sus pérdidas: "De esto vivimos cuatro familias. Hemos perdido toda la fruta que teníamos".