La política agraria de la Comunidad Europea (CE) se crea con el Tratado de Roma de 1953 con el objetivo de suministrar alimentos suficientes y de calidad a la población. Desde entonces ha sufrido numerosos cambios y su participación en el presupuesto continúa siendo muy importante (en el 2013 representará el 39%). El informe sobre el futuro de la PAC después del 2013 aprobado por el Parlamento Europeo recalca que la seguridad alimentaria será el reto central. Para ello, Europa deberá seguir apoyando el abastecimiento global de alimentos y adaptarse a una nueva realidad: habrá menos tierras, menos agua y menos suministro de energía por el cambio climático. Por eso, prevé que se producirá un aumento de los precios de la energía que conllevará un alza de los costes de producción agrícola y de los alimentos, pero también generará gran volatilidad del mercado.

Ante este panorama, la UE estima que la PAC "debe seguir aportando soluciones y ayudas concretas a los riesgos de abandono de tierras, despoblación rural y envejecimiento de la población rural", por lo que debe impulsar financiación y ayudas para conseguir este objetivo.

La ponencia elaborada por el británico George Lyon (liberal) remarca que la nueva PAC debe lograr una agricultura de alto valor añadido, con productos de calidad y que sean capaces de posicionarse en los mercados mundiales. No obstante, también resalta que debe estar abierta a los mercados regionales y a los mercados de proximidad.

Las claves

La nueva PAC deberá ser justa, sostenible, ecológica y sencilla. Estas serán las pautas que la definirán. El Parlamento considera que los agricultores de la UE "deben producir alimentos que satisfagan los máximos niveles de seguridad, calidad y bienestar de los animales y que deben obtener una compensación por ello". La demanda del sector de que se arbitren medidas para regular el mercado también se recoge cuando se indica que en la PAC debe existir una red de seguridad para evitar la volatilidad extrema de los precios de mercado y ofrecer un mayor grado de estabilidad y respuestas rápidas y eficaces a las crisis que surjan. Eso sí, no marca diferencias entre agricultores de antiguos miembros de la UE y los nuevos, por lo que considera que la política agraria debe ser justa para todos.

Tampoco se entiende la nueva agricultura sin la etiqueta de sostenible y verde: "La agricultura debe ser protagonista en la superación del cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero". Asimismo, opta por una reducción del uso de plaguicidas y fertilizantes, así como de recursos escasos como el agua y la energía. La agricultura verde tendrá un mayor protagonismo. El dictamen indica que el mercado no ha retribuido debidamente a los agricultores por proteger el medio ambiente y otros bienes públicos por lo que recalca que la PAC debe dar mayor prioridad a la sostenibilidad. Por último, estima que la nueva PAC debe ser más simplificada y debe reducir las trabas burocráticas.