Otro aspecto del desarrollo de la periferia ha sido el marcado por la crisis, que ha puesto un cierto freno al proceso regulador que iniciaron una treintena de parcelaciones con el PGOU del 2001, 18 de ellas impulsadas en un principio por la propia Gerencia de Urbanismo. Según informa el vicepresidente de Al-Zahara, Emilio Góngora, "no hay que ser un lince para ver que todo está parado con la crisis. Ahora mismo nadie te habla de obras y que se pongan de acuerdo los vecinos para ejecutar los planes de urbanización, cuando muchos lo están pasando mal, es un milagro", explica el responsable de la federación vecinal reconociendo sentirse muy preocupado por la situación.

La crisis también ha tenido un doble efecto contrario sobre los nuevos parcelistas ilegales, ya que, por un lado, ha desalentado a muchos a comprar un terreno para edificar, mientras que para otros se ha mostrado esta vía como una solución a sus problemas de viviendas, a pesar de que las multas son muchísimo más elevadas que hace una década y que el Código Penal ya lo contempla como delito.