Mariano Rajoy llegó ayer al Congreso preparado para seguir plantando batalla en la crítica al Gobierno por su despilfarro en el gasto público, pero salió envuelto en la bandera de la defensa del estado del bienestar y las prestaciones sociales. El cambio de papeles con José Luis Rodríguez Zapatero se fraguó tras conocer el líder de la oposición que entre las medidas de ajuste presupuestario del Gobierno se incluyen la ley de la dependencia, la desaparición del cheque-bebé y la congelación de las pensiones.

"Le pido que nunca más me vuelva a hablar en esta Cámara de derechos sociales o del PP como partido contrario a los derechos sociales. Nunca, nunca", reclamó Rajoy a Zapatero desde la tribuna de oradores.

INFORMACION PREVIA El PP fue, al igual que ICV, de los pocos partidos que no fue informado por el Ejecutivo de las propuestas con anterioridad al debate. Un gesto de cortesía que no se cumplió con los dos partidos que se iban a oponer más frontalmente al plan. La visceral reacción del ecosocialista Joan Herrera era previsible, amparado en la crítica al giro ideológico de Zapatero. Pero que el principal partido de la oposición intentase adelantar por la izquierda al PSOE y proclamase que no apoyará la suspensión en el 2011 de la revalorización de las pensiones enojó al jefe del Ejecutivo por su acento populista y electoral. "Los ciudadanos juzgarán al Gobierno, pero también a la oposición. Y usted ha demostrado que no sabe nada de arrimar el hombro por el país", le afeó.

El PSOE distribuyó tras el debate un documento en el que incide en el "doble rasero" del PP para salir de la crisis y calcula en 15.000 millones, un punto del PIB, el aumento del déficit que le costaría a la administración la suma de las diferentes propuestas de los populares para derogar impuestos, reducir las cotizaciones sociales de las empresas y otras rebajas fiscales.

PUGNA CON EL PSOE Fuentes del PP admitieron que esperaban el anuncio de una congelación del salario de los funcionarios, pero no una reducción de 5 puntos para este año. Una medida que apoyan, pero en la que tampoco acompañarán públicamente al Gobierno en caso de movilizaciones sindicales. Aun así, la principal sorpresa fue la de los recortes sociales, que permitirá a la dirección del partido ahondar en una estrategia que intenta consumar desde hace tiempo: la pugna con el PSOE para arrogarse la defensa del estado del bienestar.

Rajoy coincidió con el resto de la oposición en culpar a Zapatero de retrasar la toma de decisiones impopulares. Pero insistió más que nadie, de nuevo junto a ICV, en denostar también las que ahora ha anunciado y en abusar del "yo se lo dije, y no me hizo caso". Tanto CiU como el PNV, siempre en un tono crítico, mostraron su predisposición a apoyar las principales propuestas. ERC fue más ambigua e insistió en un recorte de ministerios que apoyan todos los grupos, excepto el PSOE, como se ha demostrado en dos votaciones no vinculantes. En lo que difieren los integrantes de la oposición es en las carteras a sacrificar. Los que defienden un mayor autogobierno autonómico, como ERC o el PNV, señalaron a la vicepresidencia tercera, que incluye Política Territorial, Cultura, Vivienda y Ciencia y Tecnología. El PP insistió en suprimir Igualdad.