Consultar en la hemeroteca el primer ejemplar de enero de 1910 de Diario de Córdoba (antecesor de este periódico y al que por entonces se podía suscribir uno trimestralmente por 8 reales) resulta más que curioso. Por entonces la Nochevieja pasaba sin pena ni gloria y se trabajaba el día 1. Córdoba estaba pendiente de los soldados mandados al conflicto colonial en Africa y, en el día de Añonuevo, las grandes noticias fueron que el comedor de caridad había dado comidas extraordinarias y la constitución del nuevo Ayuntamiento, en una sesión que comenzó a las 2 de la tarde.

Pero no hay que ir tan lejos para ver reflejados los cambios en Córdoba a través de sus nocheviejas y basta echar una breve mirada a los acontecimientos que rodearon esta celebración en la primera década del siglo XXI. Por ejemplo, con la implantación del euro a las 24 horas de aquel 31 de diciembre del 2001. Nada menos que el Ministerio de Economía fue el patrocinador de la celebración que se realizó en la plaza de la Corredera, ya que Córdoba y Madrid fueron las ciudades elegidas para la fiesta Euroforia que celebraba aquel cambio que marcó sociológicamente a España.

Por entonces, ya había empezado a descender la aceptación de los cotillones como forma de festejar la entrada del año. De las 15 fiestas autorizadas en la Nochevieja del 2000, con un total de 8.890 plazas de aforo, dos años más tarde se estaba en doce licencias municipales y 7.370 plazas. En el 2007, las entradas máximas vendibles en fiestas legales eran 6.015 y la crisis, en la Nochevieja de hoy, parece haberle dado otro golpe a la costumbre de los cotillones: sólo hay seis fiestas autorizadas con 3.571 plazas de aforo en total. A este progresivo descenso puede haber contribuido el desengaño de los consumidores con hechos puntuales, como el escándalo que se organizó antes de comenzar la década, en el cotillón que organizaron en 1998 tres particulares en las instalaciones alquiladas del hotel Hesperia en el que se vendieron más entradas del aforo y que terminó en gravísimos altercados. Más de cuatro años tardó la justicia en pronunciarse y en condenar a un año y once meses de cárcel a los organizadores, así como a indemnizar a los 700 jóvenes estafados con cien euros.

También en el capítulo negativo hay que citar la Nochevieja del 2005, cuando dos reyertas en Ciudad Jardín, un barrio que por entonces estaba muy castigado por problemas de seguridad pública, se saldaron con tres heridos y una muerte.

Por supuesto, también hay cambios positivos en esta década, como la consolidación de la fiesta en Las Tendillas que tiene una enorme aceptación en la comunidad inmigrante, cada año mayor en Córdoba. Y por último, hay que citar cosas que no cambian, como el atasco en el Centro en los primeros minutos tras las doce campanadas cuando media ciudad deja las cenas familiares para irse a las fiestas de amigos. Curiosa tradición.