La muerte de un inmigrante fuera de su país puede ser el punto final de un largo proceso de desarraigo. Volver a la patria para ser enterrado es, sin embargo, un proceso costoso y no exento de trabas administrativas. En Córdoba no hay demasiada demanda de enterramientos de prácticas religiosas distintas a la católica, ya que los inmigrantes optan mayoritariamente por la repatriación de sus difuntos, según explica la presidenta de la empresa municipal de cementerios de Córdoba, Alba Doblas.

La falta de arraigo familiar en la ciudad de acogida y las diferencias en los hábitos funerarios determinan en muchos casos la repatriación de los seres queridos. Los latinoamericanos, por ejemplo, suelen contratar seguros de deceso en sus países de origen y envían el dinero para mantenerlos al día. Igual ocurre con las personas de países del Este de Europa. Y es que como en todo lo relacionado con la muerte, aquí hay también quien hace su negocio. Precisamente, las cajas de ahorros y los bancos españoles han tratado de fidelizar clientes inmigrantes ofreciendo como reclamo seguros de repatriación. Se encargan de todos los trámites con las embajadas y del traslado del fallecido. Las primas anuales dependen de muchos factores, pero la repatriación de un cadáver puede llegar a costar 9.000 euros. Por eso, es una práctica muy habitual la de las colectas de dinero para ayudar a la repatriación de algún paisano.

Los cementerios cordobeses, no obstante, tienen reservados espacios para sepultar a creyentes de otras religiones que no sean la católica, como la musulmana --el cuerpo debe mirar a la Meca y ser enterrado directamente en la tierra-- o los Testigos de Jehová, que tienen en el cementerio de San Rafael una zona exclusiva para ellos.

La muerte no deja de ser una posibilidad de expresar la propia identidad y la familia queda en la mayoría de los casos como valedora de las últimas voluntades. Es lógico que se quiera permanecer rodeado de los más cercanos, estén donde estén: acá o allá. Por eso, el Ayuntamiento va a poner en marcha precisamente un plan de reagrupación familiar. El cierre de los cementerios de San Rafael y La Salud, donde ya no se puede enterrar prácticamente a nadie, y la propia dinámica del servicio (se retiran los restos cada x años) ha posibilitado que algunos nichos queden libres. "Se van a aprovechar para tratar de contentar a aquellas personas que tienen a sus familiares en distintos cementerios de Córdoba", indicó Doblas. La posibilidad de reagrupación familiar vendrá determinada siempre que existan nichos disponibles cercanos y serán los propios interesados quienes tengan que solicitarlo en los dos cementerios. "Se hará siempre que haya nichos libres en la misma fila o módulo o en módulos muy cercanos", acotó Doblas. La prioridad será para aquellas familias que quieran reunir a familiares muy cercanos.