Por primera vez en los dos años que lleva viviendo en la urbanización Azahara, José Ramos había conseguido el martes aparcar su furgoneta Ford Transit en la misma puerta de su bloque a la vuelta de trabajar en la frutería que regenta en la calle Damasco. Todo un logro. Y allí seguía aparcada a eso de las 0.30 horas de ayer miércoles, según comprobó cuando bajó a pasear a su perra. Sin embargo, a las 6.00, cuando salió de casa para dirigirse como cada mañana a Mercacórdoba para cargar la mercancía del día para su establecimiento, el vehículo había desaparecido.

"No es que me encontrara el sitio, es que había otro coche aparcado", comentaba ayer al recordar la sorpresa que se llevó. "¡A ver si lo he soñado y resulta que aparqué en otro lugar!", se dijo antes de asomarse a la esquina de la calle y a un descampado en el que aparca otras veces. Pero nada, de vuelta vio cristales en el suelo y ya se imaginó que le habían robado la furgoneta, como hace cinco años, cuando le quitaron otra para usarla en un alunizaje.

Claro que la sorpresa mayor estaba por llegar. "A eso de las 11 de la mañana me llamó la Policía para decirme que habían encontrado cajas de fruta y un carro en el césped del Arcángel. Allí fui, las identifique como las que llevaba vacías en mi furgoneta y me enteré de que la habían usado para robar en el campo de fútbol" del Córdoba.

"No habrán ido muy lejos porque tenía gasoil para 50 o 60 kilómetros", decía al mediodía en su negocio. Lo que no se imaginaba es que su día de sorpresas le reservaba aún una más ya por la tarde. El vehículo, rotulado con las letras Frutas Ramos, lo hallaron nada menos que en Arganda del Rey, en Madrid.