El Fiscal del Estado, en su día, mandó no perseguir las descargas de internet cuando se trata de uso propio. Pero (cartas boca arriba), para piezas clásicas que no se encuentran en el videoclub, yo, como tantos hijo de vecino, también he usado el ares y el emule. Lo curioso es que desde que se popularizaron estos programas solo veo en TV programas de revival y oigo versiones de versiones de temas antiguos. ¿Casualidad? No sé, no sé... Me retumban las palabras del delegado de la SGAE: "Si el autor no cobra, tendrá que dedicarse al ladrillo, porque comer, tiene que comer". Y es que un mundo sin música me da miedo, pero un mundo de música eternamente repetida, me da pánico.