no es verdad. Rosa Aguilar no es traidora ni desleal. Creo que durante mucho tiempo he dado muestras de mi lealtad en el trabajo que he realizado, en todos los niveles y en todos los ámbitos; y he sabido callar y respetar. En IU deben entender que hay momentos en la vida en los que una persona debe estar en coherencia y en consonancia con lo que piensa. Otros compañeros que estuvieron y ya no están en Izquierda Unida sentían lo mismo que yo, y no comprendían que aguantara tanto viviendo esa realidad. ¿Los malos somos los que ya no estamos en IU? ¿No hay ninguna responsabilidad por parte de quienes tienen la oportunidad de evitarlo? Mire, yo no quiero mirar hacia atrás, no tengo que pasar ninguna cuenta a nadie. No soy rencorosa. Mis amigos van a seguir siéndolo estén donde estén, pero tampoco puede ser que cuando estás en una organización te señalen diciendo, más o menos, que no formas parte del proyecto y que sobras, y cuando te vas digan que los has traicionado. Yo voy a seguir respetando a todos por más que hayan dicho de mí, y algunas cosas me han causado dolor y daño porque se han dicho en el ámbito de lo personal.

--¿Ha sido desleal con Córdoba?

--En absoluto. Si tuviera la oportunidad de explicar personalmente a cada cordobés la decisión que he tomado, las razones que la han motivado y cómo puedo trabajar mucho por Córdoba desde mi nueva responsabilidad, lo entenderían perfectamente, pero no tengo esa posibilidad.

--Hágalo desde estas páginas.

--Es verdad que, cuando se ha hablado de que me iba a ir a otras instituciones, siempre he dicho que en Córdoba me iba a quedar, que en Córdoba iba a estar. Ahora también me voy a quedar, pero voy a estar de otra forma, desde otra responsabilidad. Y quiero, porque soy plenamente leal con Córdoba, que los ciudadanos entiendan que la persona que me va a suceder debía y tenía que estar un tiempo en la Alcaldía para mostrar la valía humana que tiene, su capacidad política para llevar las riendas de Córdoba. Yo no tengo ningún derecho para cortar el camino a nadie. Que no le quepa duda a nadie de que Córdoba ha estado en mi pensamiento, en mi valoración y en mi corazón a la hora de tomar la decisión.

--Será consciente de que el paso que ha dado invalida ese argumento que ha utilizado durante tanto tiempo de que no se implicaba en IU o no seguía sus dictados porque se debía a la ciudad de Córdoba y a los cordobeses.

--Precisamente siento, porque me debo a mi ciudad, que quizá hemos llegado a un punto en el que puedo hacer más desde mi pertenencia al Gobierno andaluz que desde la propia Alcaldía de la ciudad.

--En otra entrevista que le hice el pasado año usted ironizaba diciendo: "Todos los años dicen que Rosa se va de Córdoba y que me muero". Afortunadamente, lo segundo no ha sucedido y le deseo larga vida, pero la primera parte...

--Es verdad que esos comentarios de que me iba sucedían cada cierto tiempo, acaso porque yo había lanzado el mensaje de que 12 años en un cargo eran más que suficientes, y que a partir de entonces había que ir pensando en otras personas para el recambio, pero también decía que en Córdoba estaba y que aquí me iba a quedar. Ahora he tomado otra decisión, pero, repito, que me quedo en Córdoba de otra manera. El trabajo, la responsabilidad, mi cariño y mi compromiso con Córdoba siguen intactos, ahora en otro lugar, pero eso no quiere decir que no sea plenamente consciente de que mi mirada, como consejera de Obras Públicas, debe ponerse en toda Andalucía. Sé que Córdoba y la provincia tienen pendientes proyectos importantes que afectan a mi departamento, inversiones que voy a impulsar y ponerle velocidad. Lo único que les pido a los cordobeses que han creído en mi durante todos estos años es que me den un margen de confianza ante la nueva responsabilidad que tengo que desarrollar. Les pido esa oportunidad para demostrar mi compromiso con la ciudad y con Andalucía. Y les pido disculpas a aquellas personas que se hayan podido sentir decepcionadas con la decisión que he tomado. Eso es lo único que le pido a Córdoba.

--Desde las últimas elecciones municipales del 2007 se la veía con poca ilusión en su cargo de alcaldesa. ¿Es así?

--No, yo tenía mucha ilusión en la Alcaldía. He dicho muchas veces que lo mejor que me ha pasado en mi vida es haber sido alcaldesa de mi ciudad. Lo que no voy a ocultar es que el proceso que se siguió desde la organización de Córdoba para confeccionar la lista con la que concurrí a las elecciones me hizo mucha mella.

--¿Pensó en tirar la toalla cuando la dirección de IU le impuso parte de la candidatura?

--Asumí el reto, apreté los dientes y tire para adelante, aunque en la espalda llevaba una mochila cargada de sufrimiento. Si otras cosas pasaron por mi cabeza en ese momento, en el pasado están.

--¿Qué supuso para usted la pérdida de casi 15.000 votos en las últimas municipales?

--Un dolor muy grande. Una parte de esos votos eran de personas de izquierda que decidieron quedarse en casa porque no estaban de acuerdo con la gestión que se había realizado, pero otra parte venía de la propia Izquierda Unida, y eso te duele. Yo no tengo que ajustar cuentas con nadie, no siento que le deba a nadie ni que nadie me deba, ni mucho menos mis compañeros; al revés, estoy agradecida a los que han confiado en mí durante mucho tiempo y a los muchos que siguen demostrándome su cariño. Nunca será bastante mi agradecimiento a la ciudad y a los cordobeses.

--Usted ha dicho varias veces que tenía un contrato de cuatro años con Córdoba y un poco antes de que se cumpla la mitad de este mandato deja la Alcaldía. ¿Cómo lo justifica ante los ciudadanos?

--Los compromisos contraídos con Córdoba y el programa con el que nos presentamos a las elecciones siguen intactos y los recogerá quien se quede con el testigo en la Alcaldía. Insisto en que mi compromiso con la ciudad queda plenamente establecido.

--¿Qué futuro le espera a Izquierda Unida?

--Le deseo lo mejor, pero tendrá

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