Los médicos que tratan a diario con pacientes oncológicos menores de edad dicen que los niños tienen una entereza especial para afrontar la enfermedad y los tratamientos, que se aferran a la vida como jabatos. Son pequeños héroes capaces de dar lecciones a los adultos. De ahí que con ellos no haya estadísticas posibles ni normas que se ajusten a todos los casos. La única regla universal es que, aunque son más bajitos que los mayores, también son más fuertes.