La anterior torre de control del aeropuerto no estaba a la altura de las circunstancias. Eso fue lo que dio a entender Flysur cuando decidió dejar de volar. Hacía falta una nueva infraestructura que no obligara a desviar vuelos a Sevilla con condiciones climatológicas adversas. No es la torre de control con la que sueñan los especialistas en la materia pero es suficiente para que una compañía la utilice sin problemas. Lo que hace falta ahora es que alguna la aproveche.