"No puede ser que un kilo de aceite de oliva virgen extra valga lo mismo que una Coca Cola". Con este ejemplo explicaba Matías López, uno de los más de quinientos agricultores que ayer secundaron la convocatoria de UPA, las razones que le habían llevado desde Priego hasta Lucena. "Nos hemos puesto en marcha a las nueve y llegaremos a las cinco, pero hay que hacer algo", comentaba su compañero de camino. Y es que los olivareros de la Subbética están que trinan con la situación de los precios y aseguran que "con este panorama habrá que ir pensando en apuntarse al paro y dejar la aceituna en el campo y el olivar bravío". Tres tractores más adelante, José García, un agricultor con el rostro curtido por las heladas mañaneras de los dos últimos meses de recogida de la aceituna, aseguraba que "es a las puertas de Carrefour donde se tenía que haber hecho la concentración", señalando con el dedo a las grandes superficies. En mitad de la conversación un guardia civil les pide que se pongan el chaleco reflectante. "Hay un guardia por cada agricultor, ya podían hacer lo mismo en los campos para que no nos roben, hasta para eso estamos indefensos", dice resignado.