Reforestar la zona, controlar las emisiones acústicas y atmosféricas, respetar los cauces del río... Como publicó Diario CORDOBA el pasado sábado, el informe sobre impacto medioambiental de la Secretaría de Cambio Climático ha sido favorable a la ampliación pero impone un amplio listado de medidas correctoras mientras duren las obras y una vez finalizadas las mismas. Incluso, el informe del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino recomienda la creación de una comisión de seguimiento ambiental que estará integrada por representantes de la Junta de Andalucía, el propio ministerio, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea de Fomento, AENA, el Ayuntamiento de y Ecologistas en Acción --que presentó buena parte de las 35 alegaciones presentadas al proyecto--.

Se han hecho dos modelizaciones para saber cuánto crecerá el ruido en la zona y cuánto empeorará la calidad del aire. Para los redactores del informe, las partículas de polvo constituyen uno de los problemas para la calidad del aire más grave, por cuanto los niveles son ya altos antes del inicio de la obra. También los niveles de dióxido de carbono que en en el año 2011 se triplicarán respecto a los de 2007, pasando de 514,8 a 1.615,9. En cuanto al ruido, el informe establece que la ampliación de la pista "conlleva un aumento en las emisiones totales y en la inmisiones", sobre todo por el uso de aeronaves con turbinas de reacción. A pesar de dicho incremento, se consideran que los valores son inferiores a los considerados saludables por la legislación vigente. Eso sí, se recomienda que después de cinco años de funcionamiento de la nueva pista se deben revisar las huellas de ruido mediante mediciones reales de las operaciones del aeropuerto en tierra.

Además, el informe recomienda hacer una prospección arqueológica, prohibe modificar el cauce hídrico del río y establece la obligación de sustituir la vegetación destruida en la ampliación con la plantación de las mismas especies y del hábitat de bosque de ribera. Por último, el informe determina cómo debe ser de escrupulosa la actuación de la promotora durante las obras con la gestión de los residuos, la integración paisajística o los movimientos de tierra.