Isidora Gómez es madre de tres hijos, uno de ellos un joven de 30 años con parálisis cerebral que requiere ayuda para todas y cada una de sus funciones vitales, desde comer a asearse o ir al baño. El recurso aprobado con la Ley de Dependencia a su caso es el mismo que recibía antes, una plaza en el centro de día de Fepamic. Lo que ha recibido extra es una hora de ayuda a domicilio de lunes a viernes. "La ayuda a domicilio es más bien simbólica porque a mí ahora me están mandando una chica para arreglar a mi hijo por las mañanas, pero yo tengo que estar ahí porque ella no puede con él ni sabe cómo hacerlo". Por este motivo, reclama que se estudien las necesidades de cada paciente antes de enviar a la persona que va a atenderlos. "Ellos saben muy bien sus derechos y a muchos no les puedes pedir que te ayuden en otra cosa mientras tú arreglas al niño porque solo vienen por el usuario, pero entonces, ¿a mí de qué me sirve?", explica.