Dicen que a la tercera va la vencida y es de esperar que así sea por el bien de una candidatura, la de Córdoba 2016, pendiente aún de impulsar definitivamente la Fundación de la Capitalidad Cultural. El jueves 21 de febrero se reunirán por tercera vez los patronos del instrumento llamado a conducir la capital cordobesa hacia el reto del 2016. La falta de consenso en los nombres que liderarán la recta final del proyecto --en concreto, el del gerente-- ha frenado el ritmo que, hasta la fecha, había impuesto a la historia la Oficina de la Capitalidad dirigida por Manuel Pérez. Esos nombres han obstaculizado un trabajo que urge continuar para no echar en saco roto lo que se ha logrado ya. En el trasfondo del asunto se encuentra además la falta de acuerdo entre los socios de gobierno en el presupuesto municipal, que no terminan de perfilar. Sin cerrar aún las cuentas, tampoco las de la Fundación, es complicado trazar el trabajo de los siguientes meses.

Tanto la alcaldesa, Rosa Aguilar, como el primer teniente alcalde, Rafael Blanco, se mostraron optimistas ante el reto. El portavoz socialista opina que en la próxima cita "se van a conseguir ya cosas concretas".

El órgano de gobierno de la fundación está formado por los representantes del Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Andalucía y la Universidad de Córdoba. Esta última ofreció en la última reunión, celebrada el pasado 6 de febrero, el antiguo Rectorado como sede futura de la Fundación.

En esta próxima cita se deben determinar los nombramientos y los grupos de trabajo, una vez que ya se consensuaron las señas de identidad de Córdoba 2016. La ciudad quiere vender a la Unión Europea "la interculturalidad, el patrimonio y la contemporaneidad que representa la capital cordobesa", según explicó al finalizar aquella reunión la propia alcaldesa. Estas líneas de actuación, patrimonio y propuestas contemporáneas son las que el Libro blanco de la Capitalidad determina como las más interesantes en la proyección de Córdoba al resto de Europa.

El reto de Córdoba se sitúa ahora, más que nunca, en 2016. Se trata de una apuesta no solo por el patrimonio histórico y la cultura, sino también por el empleo y la economía. Solo un dato, Liverpool, la actual capital cultural, prevé crear este año 14.000 nuevos empleos y atraer 1,7 millones de nuevos turistas.