La palmera de San Juan de Palomares, 11 se levanta altiva en medio de un vergel ya perdido para los visitantes. A su lado crece una buganvilla y un limonero al que le haría falta una poda. La galería y la baranda de madera siguen pintadas en primoroso añil. Por las paredes y en el suelo sobreviven muchas de las 600 macetas que llegó a tener este patio en sus mejores momentos y las plantas siguen creciendo con vigor, aunque ya están un poco asilvestradas. Hace cuatro años que murió Josefa Gómez, que fue la ciudadora de este patio durante décadas, y ahora es su yerno, Sebastián Hiedra, quien se ocupa de las plantas: "Vengo y riego, quito las hojas secas, barro el patio, pero yo de flores entiendo lo justo", reconoce Sebastián.

Desde que murió Josefa, la casa de San Juan de Palomares, 11 está a la venta y el patio ya no se abre al público. Ha sido uno de los más premiados en toda la historia del Concurso Popular, pero la casa necesita arreglos y las plantas requieren una gran inversión de tiempo y dinero que los familiares de Josefa no pueden asumir. Por eso venden la vivienda por 300.500 euros, unos 50 millones de las antiguas pesetas, que podrían servir para salvar este monumento histórico y artístico para las generaciones futuras.

"No es mucho dinero porque esto tiene 200 metros", comenta Sebastián, "pero si después empiezan a poner impedimentos, que si esto no se toca, aquello tampoco, pues cuando se caiga todo... se acabó". Se queja de que "no tenemos ayudas ningunas, ningunas, y esto se pierde, conforme se vayan muriendo las personas mayores, los patios se pierden, por lo menos los antiguos", y a renglón seguido añade que "los hoteles y restaurantes ganan mucho dinero con los patios, pero no invierten nada, aquí podrían dar caterings. Y el Ayuntamiento debería mandar a los jardineros para ayudar con las macetas". Buenas ideas que se quedan en el aire, flotando entre los jazmines, mientras Sebastián Hiedra contempla el patio con un aire de tristeza.

Cerca de allí está Trueque, 4, otro clásico del concurso municipal que, este sí, permanece abierto al público y ganando premios (en el concurso de este año se llevó el tercero). La casa también perdió hace unos años a su dueña, Carmen Montilla, un emblema en sí misma de la

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