La necesidad de cambiar la imagen del cazador y la actividad cinegética fue uno de los aspectos más discutidos durante la celebración del III Congreso Andaluz de Caza. En su doble dimensión de practicante y gestor del medio natural, debe tender hacia criterios de gestión sostenibles y mejorar la comunicación a la sociedad sobre los beneficios ambientales, económicos y sociales que se derivan del desarrollo de la misma. También debe recuperarse el respeto hacia la muerte de la presa obtenida y renunciar al regocijo exagerado del acto final del lance y el ensañamiento de esas imágenes, conductas que merecen ser apartadas del verdadero cazador. Esta actividad puede ser un importante motor de la conservación y desarrollo económico del mundo rural, en concurrencia con otros aprovechamientos como la agricultura, la ganadería, la selvicultura, el turismo y otras actividades que centran su atención sobre la naturaleza. Para ello, han de erradicarse métodos y prácticas negativas para la sostenibilidad de los ecosistemas naturales y agroganaderos, entre las que destaca la utilización ilegal de cebos envenenados y abuso de productos fitosanitarios. Estos modos de comportamiento deben ser fuertemente rechazados por los sectores implicados, cinegético y agroganadero, con una participación muy activa en la generación de corrientes de opinión contrarios a su extensión, que lleven incluso a materializarse en la denuncia pública del infractor.

Las políticas cinegéticas y de desarrollo rural requieren establecer vínculos de coordinación, muy especialmente en lo referente a gestión de las especies migradoras, patrimonio de los europeos, y a un uso multifuncional del territorio. La toma de decisiones ha de basarse en criterios objetivos y científicos, abandonándose el campo de las emociones y sensaciones, muy desarrollado en el sector. Es importante señalar la necesidad de fomentar la investigación aplicada a la gestión cinegética y divulgar sus resultados y sus repercusiones ecológicas, económicas y sociales. Como ganancia se dispondrá de herramientas y modelos que ayuden a mejorar la gestión integrada de los aprovechamientos. En este sentido, la aplicación de las nuevas tecnologías se considera imprescindible para una mejora continua de la gestión cinegética y la relación entre el sector y la administración y de la nueva imagen del cazador.

Los distintos sectores implicados deben tener como meta, el usar de manera ordenada y sostenible el medio rural, y cada una de las administraciones públicas competentes a nivel económico y administrativo deben apoyar de manera convergente el desarrollo de buenas prácticas dentro de su marco de referencia y los acuerdos voluntarios, que junto a los acciones de lo que se ha venido en denominar, "custodia del territorio", pueden ser unos instrumentos de desarrollo de la gestión cinegética en el territorio.

La nueva herramienta de la certificación de la calidad cinegética es deseable para impulsar una garantía de gestión multifuncional y sostenible de los recursos cinegéticos. Esta necesita una retroalimentación para alcanzar una mejora continua de los criterios de evaluación para adaptarla a la variedad y diversidad de lugares que existen en Andalucía y los avances del conocimiento de la ciencia que se produzcan con el transcurso del tiempo. De manera paralela hay que estar expectantes ante futuras alertas sanitarias y epizootías, siendo necesario que se desarrollen mecanismos de control de lo que ocurre en el medio natural para evitar sucesos no deseados y mejorar la gestión cinegética con criterios de sostenibilidad, y aumentar la coordinación de las administraciones. En todo caso, la normativa sanitaria debe pensarse teniendo en cuenta las características específicas del espacio rural, para evitar desequilibrios naturales y garantizar la seguridad de los practicantes y del resto de la sociedad. En este sector tan complejo, es deseable que se alcance una cuantificación real de la repercusión económica de la actividad en el producto interior bruto de la región, desde una perspectiva integrada, donde se analicen sus efectos sobre todos los sectores que tienen relación con ella para lograr un repercusión positiva de los nuevos instrumentos fiscales y financieros. La integración de las prácticas cinegéticas en el nuevo marco del desarrollo rural ha de ser fomentado, siempre desde la óptica de las sostenibilidad. Pero también hay que tener en cuenta que la caza social y deportiva en Andalucía, basada en modelos de gestión sostenibles, es necesaria por su dimensión social, económica y ambiental.