Era un día en la Ciudad Deportiva de Las Rozas para el jubileo del Real Madrid y el buen ambiente tras eliminar al Bayern de Munich en los octavos de final de la Liga de Campeones, sin embargo, el silencio se apoderó del entrenamiento de los Galácticos. El duelo imperó en los de Carlos Queiroz. El golpe había llegado más fuerte que una derrota.