Las calles de Córdoba se inundaron ayer del sentimiento de dolor y tristeza por la masacre cometida a primera hora de la mañana en Madrid. En las tiendas, los clientes condenaban lo ocurrido mientras los dependientes permanecían atentos a las radios. En los bares, las televisiones no dejaban de mostrar impactantes imágenes teñidas del color de la sangre, al mismo tiempo que los ciudadanos que desayunaban insultaban y despreciaban a los autores del acto terrorista. Junto a ellos, trabajadores, estudiantes, políticos y ciudadanos en general acudieron a la plaza de las Tendillas para manifestar su repulsa contra el sangriento atentado perpetrado en la capital española. En la plaza cordobesa, 6.000 personas no quisieron permanecer ajenas, sino pronunciarse y denunciar lo sucedido en el país. Pero las concentraciones también proliferaron en otros puntos de la ciudad, como la movilización que tuvo lugar en la plaza de la Trinidad encabezada por los alumnos de la Escuela Superior de Artes y Oficios.

Desde muy temprano, cuando las banderas ondeaban a media asta en el Ayuntamiento de Córdoba, numerosos grupos dejaban ver por las calles pancartas que condenaban la masacre. Es el caso, por ejemplo, de un grupo de alumnos de la escuela taller Averroes, quienes decidieron dejar de trabajar para decir a las puertas del Consistorio cordobés: "¡Basta ya, nada de terrorismo!". En ese momento, un ciudadano mostró su indignación cuando alguien insinuó la posible responsabilidad del Gobierno en caso de que el atentado hubiese sido provocado por la red Al Qaida.

Por otra parte, Araceli Mancebo, María del Sol Aragón y Alicia Alba, alumnas de la Escuela de Magisterio Sagrado Corazón, también quisieron sumarse a la protesta. Cuando se enteraron de la noticia, guardaron unos minutos de silencio junto a sus compañeros en la Escuela y, posteriormente, se dirigieron a las Tendillas. "Esta masacre no tiene nombre", indicaba Araceli (de 20 años de edad) al mismo tiempo que su amiga, María del Sol (19 años), señalaba que "te pones en el lugar de los familiares y te duele la pena que deben estar sufriendo".

Un sentimiento similar es el que compartían Patricia Díaz y Mari Luz García, de 20 y 24 años, respectivamente, estudiantes de la Facultad de Relaciones Laborales, quienes mostraron su repulsa ante la acción terrorista cuando su decano les informó de lo acontecido. Para Patricia, independientemente de quienes hayan cometido el atentado, "se trata de terrorismo y hay que condenarlo". Mari Luz no dudó en llamar a los amigos y familiares que viven en la capital española, ya que su cuñado coge todos los días el AVE, pero, afortunadamente, no le había sucedido nada.

La manifestación de ayer congregó en las calles a ciudadanos de todas las edades. "Desde la Guerra Civil o el 23--F no se vivía en este país una violencia tan grande", era alguno de los comentarios que se podía escuchar entre la muchedumbre. Sin duda, uno de los momentos más emotivos de la concentración tuvo lugar cuando los alumnos de la Escuela Politécnica Superior levantaron una pancarta para condenar una masacre que seguro marcará la historia de España, unas palabras que arrancaron los aplausos de todos los ciudadanos: "Ninguna ideología merece una gota de sangre. No al terrorismo".