Pese a que no hace mucho tiempo era costumbre echar el cerrojo por una noche y dejar el campo libre a los cotillones autorizados, la mayor parte de los locales de ocio nocturno --pubs y discotecas-- de la ciudad abrirán sus puertas al público en Fin de Año. "Para nosotros es un día más del año", afirma rotundamente Nacho Martínez, que regenta el bar Los Chamacos , situado en la plaza de Las Cañas, junto a La Corredera. La afirmación de Martínez resume perfectamente la filosofía de los empresarios de estos locales, quienes, a costa de pagar esa noche sueldos más altos a los camareros, también aprovechan para subir los precios o cobrar la entrada con el fin de hacer una buena caja.
La competencia de pubs y discotecas es, con toda seguridad, uno de los principales motivos de la decadencia de las macrofiestas organizadas o cotillones de Nochevieja. Y es que antes de organizar uno de ellos hay que tener muy claro que saldrán los números y no se sufrirá un descalabro económico.
AFOROS POCO RENTABLES
"Los cotillones serían más rentables si el Ayuntamiento permitiera aforos más grandes", afirma José Vázquez, que regenta el Palacio de la Almunia, establecimiento que ha alquilado este año para la celebración de un cotillón para gente veinteañera. "Nada más que el seguro de responsabilidad civil vale más de 200.000 pesetas --1.200 euros-- para una sola noche", se queja Vázquez, quien antes organizaba él mismo las fiestas. Sin embargo, los farragosos trámites burocráticos con el Ayuntamiento, concretamente con la Gerencia de Urbanismo, para que conceda las autorizaciones pertinentes, han quitado las ganas de pringarse a este empresario. "Si quieres montar un cotillón te tienes que gastar por lo menos un millón de pesetas antes de ponerte a vender las entradas". Proyectos visados por técnicos, estrictas medidas de seguridad y cuantiosas pólizas de seguros son algunos de los elementos que encarecen la organización de una fiesta de este tipo. "No merece la pena meterse en tanto papeleo; por eso, desde hace dos años alquilo el local", dice José Vázquez, y añade que para el cotillón del Palacio de la Almunia, que cuesta 50 euros y tiene un aforo máximo autorizado de 470 personas, "las entradas se vendieron volando".
Para facilitar que los asistentes no conduzcan esa noche un poco más contentos de la cuenta, el Palacio de la Almunia, ha establecido un servicio de autobuses de ida y vuelta, al igual que el hotel Al Mirhab.