Me ha alegrado mucho ver la iniciativa de distintas hermandades y parroquias. Ante la grave necesidad que tenemos de donantes de sangre, se han ofrecido para ser centros de donaciones. Una colaboración que busca promover la respuesta de más personas, que en principio están predispuestas a ayudar. Es una gran manifestación de generosidad, dar la propia sangre para ayudar a otras personas, e incluso salvarles la vida. La colaboración de las parroquias y las Hermandades es claramente coherente con la finalidad que tienen. Se trata de transmitir el mensaje del cristianismo, que es amar a Dios y amar a los demás. Dios mismo ha dado su Cuerpo y su Sangre por nosotros, para que tengamos vida. Y, salvando las distancias, todos tenemos esta oportunidad también de, no solo de dar, sino de darnos nosotros mismos, también con nuestra sangre, a los demás. 

La Organización Mundial de la Salud dice que la colaboración ideal es de 40 donaciones de sangre por cada mil habitantes. Ojalá siga saliendo así lo mejor de nosotros, ante las grandes dificultades que se atraviesan.