Nos hallamos en vísperas de la Navidad, acontecimiento que junto a la Pascua de Resurrección forman los pilares básicos de la religión católica, por lo que en estos días, el saludo obligado de los católicos, debiera ser «Feliz Navidad» Tanto alumbrado, tanta celebración y tanta fiesta no tienen otro sentido, que conmemorar el nacimiento de Jesús, personaje cuyo único delito, fue el de traer al mundo un mensaje de amor, paz y concordia, valores de los que por desgracia, en estos momentos estamos escasos. Me encanta el gran cocinero José Andrés, cuando le preguntan en EEUU de donde viene Vd. y responde «Del país más rico del mundo» lo cual es una verdad como un templo. Por ello, entran rabia y ganas de llorar, cuando decisiones importantes, para esta gran nación son tomadas, en parte, por personas «sin preparación política» cuya meta era «asegurar su futuro» y por otras que «odian a España y lo único que defienden son intereses partidistas». La factura de la luz, el paro y la cesta de la compra de los españoles, eso es harina de otro costal.

*Córdoba