Un momento feliz el de la apertura entre las provincias andaluzas, pero también un momento de inquietud y preocupación, porque el virus no se ha ido. Cruzamos los dedos para que la vacunación siga avanzando, y lo haga más rápido que nuestra falta de cautela, quizá inevitable, o al menos comprensible, tras este año y pico de encierros y dolor por las víctimas.