La policía ha detenido al conductor que arrolló a uno de los muchos independentistas que atropellan diariamente desde hace meses el derecho de tránsito de muchos miles de ciudadanos, causándoles a todos daños, a veces muy graves. El condenar la violencia ilegítima de ese conductor nos confirma en condenar también la de sus provocadores. Por lo demás, ese menosprecio violento del derecho ajeno, ese secuestro real, físico como tantos otros casos en que los separatistas intentan imponerse, empleando una violencia corporal -véase Internet- deja cada vez más claro el carácter tiránico, totalitario, del actual independentismo, así como la creciente responsabilidad de quienes -todavía demasiados- siguen siendo cómplices suyos.