Algunos de nuestros políticos, pero políticos en el poder, han abierto un debate sobre la existencia de los capellanes en los hospitales públicos. Vergüenza nos tenía que dar a todos, venga de donde venga, el informe de pobreza infantil y las malas condiciones de vivienda y de acceso a lo más básico de los ciudadanos de este país. Cáritas está supliendo estas carencias... Sean cristianos, musulmanes o ateos.

Quitar en un hospital un capellán, al que muchísimos enfermos acuden y a quienes da ánimo, aunque no sean cristianos, si se lo piden y, que no molesta si no lo solicitan, es un despropósito en ciernes. En vez de quitar un grano de arena, deben construir una sanidad y servicios sociales decentes, donde la gente no muera por la desatención provocada por la falta de personal, en hospitales o en dependencia.

Retirar los capellanes no va a reportar más ahorro que el que supondría suprimir unos cuantos asesores, unos cambios de billetes de avión de primera a turista, algunas dietas o pensiones vitalicias para los políticos aunque solo hayan trabajado 4 años. Vamos a dejarnos de tonterías. Este país necesita un gobierno que trabaje para los ciudadanos tal y como prometieron y no cruzadas contra nadie de utilidad probada y requerida por una infinidad de pacientes.