Hace unas semanas escribí una carta denunciando que había dos perros callejeros viviendo en el yacimiento arqueológico de Cercadilla. Hoy leo en su periódico una noticia al respecto de los trabajos que se han realizado para facilitar las visitas a dicho yacimiento, lo que nos llena de alegría por el aporte a la oferta cultural de nuestra ciudad. Pues bien, los dos perros okupas siguen viviendo a cuerpo de Emperador en «su» palacio. Esto me hace pensar que no se podrá visitar el conjunto arqueológico ya que estos animales suponen un problema de seguridad, por razones obvias, y sanitario, por las enfermedades y parásitos que puedan portar. El departamento de control animal de Sadeco se excusa por no haberlos capturado en varios meses, alegando que, como la gente les da de comer y beber, los animales no caen en las trampas que les han puesto (por cierto que ya las han retirado), y que no disponen de medios para atraparlos. Mas allá de que haya gente que malentienda que hacen bien dando comida y bebida a estos animales, resulta cuando menos chocante que el departamento de control animal no cuente con medios para realizar su labor y, después de varios meses, no hayan conseguido hacer su trabajo. Mientras tanto, los perros siguen ocasionando molestias a los vecinos ladrando por las noches, con lo que impiden el descanso y, además, suponen un peligro ya que se suelen abalanzar sobre quien pasa por al lado del lugar donde les dejan comida y agua. Por otra parte, los alimentos que les dejan atraen a todo tipo de otros animales, gatos, ratas, etc. Vuelvo a repetir, como en mi primera carta, que no es mucho pedir que el departamento que se encarga del control animal haga su trabajo y permita tranquilidad a los vecinos y seguridad a las futuras visitas.