Frío mármol y piedra caliza que se endurecía con la humedad a la vez que daba frescor, todo ello en foros públicos y patios de casas cuyos suelos estaban por entonces a pocos centímetros del nivel freático. Arroyos subterráneos (ya cortados) cruzaban la ciudad, se sacaba agua del pozo sin apenas esfuerzo, el arroyo del Moro corría junto a la muralla por la actual avenida de La Victoria y, por si fuera poco, tres acueductos repartían agua a fuentes, a espacios públicos y domus con árboles y parras. Es curioso: nunca Córdoba estuvo tan calculadamente fresca como en su época romana. Y sin gastar un sestercio en aire acondicionado... Si lo hubiera inventado también los romanos, claro.

La reforma de Las Tendillas (1999) usó materiales duros, aliviados por los ‘chorritos’ que ideó el edil Rafael Rivas.

Pues bien, después de dos mil años puede que el mármol vuelva a Córdoba, y que quizá la solución al calor más intenso con el cambio climático y la crisis energética sea romanizar un poco el Casco Histórico, que por cierto tampoco sería una mala fórmula de preservar y hasta reencontrarse con una de las esencias de la ciudad. La cuestión no ha generado aún ninguna de esas polémicas tradicionalmente tan frecuentes en Córdoba en cuestión de tamaños y colores de piedras, aunque ya se plantea abiertamente por parte de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), cuyo presidente, Salvador Fuentes, habla de darle una vuelta de tuerca a los actuales planes de recuperación del Casco Histórico. Es más, como recoge esta misma edición de LA CRÓNICA DEL CENTRO, en las páginas 4 a 6, el propio José María Bellido, alcalde de Córdoba, coincide con la necesidad de retocar los planes urbanísticos del Casco Histórico para dar una respuesta actual y sostenible a la recuperación de la zona a través de un debate profundo y abierto a ciudadanos, técnicos, expertos, investigadores... Más aún, Bellido anuncia que quiere abrir ese foro «ya».

Un antecedente actual: el mármol ya se introdujo en el entorno de la Puerta del Puente.

Eduardo Dato: por ahí van los tiros

En todo caso, la primera vez que se han puesto tan a las claras las cartas sobre la mesa fue este mes de septiembre durante la visita del teniente de alcalde de Urbanismo, Salvador Fuentes; el jefe de Proyectos, Rafael Ruiz, y la arquitecta Rosa Lara al entorno de la calle Eduardo Dato, antes del inicio de los trabajos de la primera fase para su mejora, a ejecutar durante seis meses por Lusitania de Contratas por unos 225.000 euros.

Rosa Lara, Rafael Ruiz y Salvador Fuentes visitan la calle Eduardo Dato.

La intervención sigue a otra previa de canalización, y en la misma se usará granito rosa que se mezclará con mármol de Sierra Elvira que, previsiblemente, tendrá una superficie rugosa para evitar su textura deslizante con la lluvia, pero en todo caso un «suelo más blando». En la trama urbana a remodelar se rendirá un tributo a edificios singulares (como el de la Cámara de Comercio, de Rafael de la Hoz), además de señalar en el suelo hitos de la antigua trama urbana.

La reforma de La Corredera fue tan premiada como polémica por su pavimento ‘duro’.

Y todo ello con unas obras que llegan después de las que en 2019 remodelaran las plazas de Aladreros y Antonio Fernández Grilo y la calle Pintor Cuenca Muñoz, con la reforma de Duque de Fernán Núñez más tarde (2021) y, por supuesto, más de dos décadas después de que el Plan Especial de Protección del Casco Histórico (Pepch) y el Plan de Accesibilidad del 2001 propugnaran la creación de grandes ejes peatonales: Jesús y María, San Pablo-Realejo, Cruz Conde... Hagan memoria, que el camino ha sido tan largo como plagado de crisis que han frenado las reformas.

Y respecto al debate sobre la mejora de los planes urbanísticos y para recuperar el Casco Histórico propugnado por el alcalde, ¿que formato se seguirá? Habrá que definirlo, pero parece claro que no será cuestión de dos reuniones. Deberá prolongarse con estudios muy serios, mucho consenso y largos procedimientos administrativos para sellar cambios.

Por cierto, y es todo un detalle, la memoria original de la reforma de Eduardo Dato apostaba por una banda de chino cordobés. Difícil de mantener, es cierto, pero un sistema que también permite lo que bien conocen todos los cuidadores de patios: caminar sin mojarte los zapatos sobre unas piedrecitas que conservan el frescor del agua cuando llueve o se riega. A veces uno se pregunta cómo eran antes tan listos los romanos y ahora, pese a nuestra experiencia y recursos, parece que todo se complica en el planeta.